Descubriendo Nicaragua
No todo va a ser trabajo. En esta experiencia como voluntaria también estoy teniendo tiempo para viajar un poco por el país. He tenido la oportunidad de visitar la ciudad de León, así como las playas de la zona, concretamente Poneloya. También he visitado el Cañón de Somoto, con acampada incluida, y he tenido la suerte de pasar un día entero con los niños y niñas de la comunidad de Río Arriba.
Me resulta difícil concretar todas mis impresiones sobre cada lugar, pero lo voy a intentar:
La primera salida la hice a León, una ciudad llena de vida, a cuatro horas en bus desde Somoto. Tuve la suerte de contar con Luz Marina como guía, una compañera de INPRHU que vivió en León muchos años, por lo que conoce muy bien todos los rincones de la ciudad, y su historia. Además de visitar la espectacular catedral (con visita los tejados incluida) disfrutamos de las plazas, el mercado, y callejeando mientras hacíamos los “mandados” que la mamá de Luz nos había encargado. Lo malo es que en una ciudad tan grande y poblada, también pude observar a gente que trabaja muy duro, de sol a sol, a cambio de muy poco dinero. La vida no parece fácil pienso, mientras veo a personas que manejan una bici-taxi cargada durante horas y bajo un sol abrasador, o a mujeres cargadas con alimentos que ellas mismas cosecharon, y que pasan horas de pie en el mercado, sin descansar un solo día en el año. Una vida dura y sacrificada que se refleja en sus rostros y miradas. En este mismo viaje pude visitar la playa de Penaloya, un lugar en el pacífico, pensado para el turismo, pero no masificado. Allí tomamos unas “Toñas” una de las marcas de cerveza más conocida de Nicaragua, en un lugar que parecía sacado de una postal, con cabañas de madera y palma incluidas. Sin duda uno de los momentos más relajantes del viaje.
Sobre el Cañon de Somoto también os puedo contar cosas muy interesantes, se trata de un lugar muy popular en la zona, pero que desde hace tres años cuenta con un proyecto de mejora para aumentar el número visitas y ofrecer un amplio abanico de oportunidades al visitante. Por ejemplo, en toda la zona de los alrededores se ha realizado un plan de reforestación para mejorar el clima y el entorno, se han implementado mejoras en los sistemas de riego de los campesinos de la zona, se han construido un par de cabañas totalmente integradas en el paisaje, así como una pequeña zona habilitada para bañarse sin ningún riesgo… De lo mejor del cañón, a parte de las vistas y la experiencia en si de cruzarlo a pie y a nado, sin duda fueron los guías y organizadores, gente muy profesional y preparada, con muchísimas ganas de hacer la cosas bien, agradecidos en todo momento por el interés mostrado. Un equipo de personas que trabajan desde el corazón. Un lujo!
Tengo que ir terminando, porque me extiendo demasiado y no quiero que resulte una lectura pesada. Me queda pendiente hablaros de mi vista a la comunidad de Río Arriba, pero lo dejo para el próximo capítulo, pues en esta semana cuento con visitar más de estas comunidades y seguro tengo material para hablaros específicamente de ellas.
¡¡¡Un saludo y hasta la próxima!!!
Helena (Nicaragua)