Desde hace más de un siglo, cada generación joven ha sido etiquetada con términos despectivos: en los años 20 se hablaba de la “generación perdida”, jóvenes sin rumbo ni propósito, en los 50 la “juventud rebelde”, los rebeldes sin causa, la “generación ni-ni” en los 2000, una juventud sin motivación y dependiente y, hoy en día, la “generación de cristal”. A estos últimos, se les acusa de ser frágiles, individualistas y desconectados de la realidad, perpetuando la idea de que no están comprometidos con la sociedad. Pero ¿es esto realmente cierto?
El problema no es la falta de interés de la juventud, sino la falta de espacios donde pueda ser escuchada. A menudo, los adultos tomamos decisiones en su lugar, diseñamos programas sin tener en cuenta sus necesidades y debatimos sobre su futuro sin su participación. La desconexión no es una elección de la juventud, sino una consecuencia de no incluirles en la toma de decisiones, a pesar de que no siempre nos guste su opinión.
Desde Taller de Solidaridad, llevamos más de un año trabajando en Madrid, gracias al apoyo de la Comunidad y del Ayuntamiento de Madrid, para convertir la participación juvenil en una realidad.
“Es importante que existan espacios donde cada uno pueda dar su opinión. En estos talleres sentí por primera vez que mi voz importaba”, joven participante de 17 años.
En el marco del proyecto Enredadas en el cambio, hemos impulsado talleres en Centros Juveniles y Educativos, donde la juventud pueda compartir sus inquietudes y comprometerse con los retos globales. Muestra de ello son los talleres realizados junto con la Asociación AIDI en los Centros Juveniles El Sitio de Mi Recreo (Vallecas), El Aleph (Vallecas) o Carabanchel Alto (Carabanchel) donde, en colaboración con la juventud, abordamos estereotipos e inseguridades relacionadas con los roles de género, explorando cómo pueden influir en sus vidas, especialmente en el ámbito profesional.
“Junto a Taller de Solidaridad y Asociación AIDI estuve colaborando, impartiendo talleres en Centros Juveniles. Tuve la oportunidad de ver en primera persona cómo los jóvenes tienen mucho que decir cuando se les brinda un espacio seguro para poder expresarse. A través del diálogo, logramos desmitificar estereotipos de género y fortalecemos su confianza. Es realmente inspirador ver cómo reflexionan y cuestionan ideas impuestas por la sociedad. ¡Ojalá cada vez más jóvenes se sientan escuchados y reconocidos para la construcción de su propio futuro!”, Micaela Gerbeno, dinamizadora de las actividades en los Centros Juveniles.
También nos acercamos al alumnado de FP en el IES Tetuán de las Victorias (Madrid) o el IES Antonio Machado (Alcalá de Henares), para explorar modelos de éxito y liderazgo con nuevos referentes del ecosistema emprendedor basados en emprendimientos sostenibles. Además, reflexionamos sobre cómo los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible) pueden ser herramientas clave para impulsar proyectos con impacto social, promoviendo igualdad y justicia más allá de los beneficios económicos.
Aún nos queda mucho trabajo por hacer, y este es solo el principio de un largo camino por recorrer. Sin embargo, estos espacios demuestran que la juventud está comprometida cuando se le da la oportunidad de ser escuchada y de participar activamente. En lugar de repetir críticas generacionales, es momento de abrir canales de diálogo y confianza, porque la juventud no solo tiene interés, sino también el potencial para construir un mundo más justo y equitativo.

