mujeres aprenden a leer y escribir
0
mujeres se forman para acceder al mercado laboral
0
mujeres reciben microcréditos
0
A pesar de la mejora económica global, en Bolivia persisten graves problemas, especialmente para las poblaciones rurales. Muchas personas, huyendo de la extrema pobreza, llegan a las periferias urbanas y se establecen precariamente, sin preparación para desenvolverse. El 30% de estas personas no tiene ingresos y quienes los tienen trabajan mayormente en el mercado informal. En el caso de las mujeres la situación se agrava, la mayoría de ellas son quechuahablantes y tienen dificultades para expresarse en castellano y no saben leer ni escribir. Esto limita su acceso al mercado laboral, a la comunicación y al ejercicio de derechos básicos. Aunque algunas recibieron educación primaria, la tasa de analfabetismo es alta, con dos de cada tres mujeres rurales sin saber leer ni escribir. Además, muchas son víctimas de violencia machista en sus hogares. Sus asentamientos, como en muchas ciudades latinoamericanas, forman cinturones de pobreza, construidos sin garantías legales y sin acceso a servicios básicos como agua, gas, electricidad, carreteras y transporte.
Lidia, al igual que muchas otras mujeres de Ushpa Ushpa, se enfrenta a una triple discriminación debido a su género, a su condición indígena quechua y a su situación de pobreza como campesina y migrante. La responsabilidad del trabajo doméstico y el cuidado de la familia dificultan su oportunidad de tener un empleo remunerado. El aislamiento, el analfabetismo, la falta de formación y las escasas oportunidades laborales conducen a muchas de estas mujeres a tener una baja autoestima, a la exclusión social y a la falta de sentimiento de pertenencia en la comunidad. Muchas de las mujeres que forman parte del proyecto han aprendido a leer y escribir, participan en cursos de confección y hostelería, y forman parte de la cooperativa de ahorro y alimentación del grupo de mujeres. Gracias a un pequeño crédito, algunas de ellas han podido comprar su propia máquina de coser y empezar su pequeño emprendimiento. Además, día a día van siendo conscientes de cuáles son sus derechos como personas.
Trabajamos para que Lidia y muchas otras mujeres sean autónomas y se conviertan en lideresas de sus comunidades, basándose en sus valores culturales: solidaridad, organización y sentido de comunidad. En línea con los Objetivos de Desarrollo Sostenible 5, “Igualdad de Género”, y 4, “Educación de Calidad”, el proyecto de empoderamiento de mujeres en Cochabamba es un espacio de socialización y crecimiento personal y profesional, donde estas mujeres campesinas migrantes pueden crear lazos de amistad y solidaridad, y compartir problemas, sueños, temores y esperanzas. La formación integral y las capacitaciones técnicas en confección y repostería las ayudan a descubrir y desarrollar habilidades. Las mujeres que adquieren estas competencias se abren a la creación de emprendimientos familiares y grupales. Reciben formación en habilidades sociales y liderazgo, y muchas participan en grupos comunitarios autogestionados, como cooperativas de alimentos y grupos de ahorro. El proyecto también presta apoyo escolar y alimentario a los hijos de las participantes mientras ellas se forman e invita a los esposos a los talleres de formación integral.
He aprendido a hacer poleras, pantalones, mandiles, faldas... pero mi especialidad es la blusa y la pollera. Trabajo con pedidos. A mí me ha traído un gran beneficio para poder ayudar a mi esposo y a mis hijos con sus materiales, alimentación... Es un orgullo poder coser y ser la que hace y da un ejemplo a las mujeres que podemos salir adelante
Lidia silvestre, estudiante de costura
Con una aportación de 10 euros mensuales estamos contribuyendo a que Lidia y 5 mujeres más aprendan a leer y escribir.