En Taller de Solidaridad empezamos este año 2020 asumiendo compromisos de colaboración con varios de nuestros socios más antiguos. Desde TdS apostamos por procesos sociales de desarrollo, y para ello comprometemos parte de nuestros fondos propios a iniciativas con las que tenemos un recorrido y compromiso históricos. La mayoría de ellas están vinculadas a pequeños proyectos que tienen muchas dificultades para acceder a financiación externa (pública o privada), ya sea por situaciones en las que es difícil conseguir facturas, como nos ocurre en nuestros proyectos en R.D. del Congo, o por no tener personal y tiempo suficiente para dedicarlo a la formulación de proyectos, como puede ser el caso de Bolivia.
Desde hace veinte años, Taller de Solidaridad aporta, como un gran valor diferencial en el ámbito de la cooperación, nuestro compromiso anual de financiación. A día de hoy, a través de fondos no condicionados ni dependientes de financiadores externos, podemos garantizar unos altos resultados junto con un gran impacto, gracias a procesos de desarrollo alineados con la misión de TdS.
A finales de 2019, nuestro equipo técnico, tras una selección previa de los proyectos de cooperación internacional que habían solicitado nuestra colaboración, la mayoría provenientes de América Latina y el Caribe y África, presentó once solicitudes a nuestro órgano de gobierno. Tras el estudio de las mismas se seleccionaron nueve de los proyectos presentados, entre los que se han repartido un total de 157.000 euros.
Estos fondos propios garantizados, que suponen en torno a un treinta por cien de total del presupuesto anual que destinamos a cooperación internacional, han permitido y permiten que muchos de estos procesos sobrevivan a los recortes en las ayudas públicas que hemos vivido a lo largo de la última década.
Todo esto es posible gracias al apoyo de las personas voluntarias, socias y donantes que, cada año, contribuyen con sus donaciones y actividades de recaudación de fondos a que podamos enviar financiación propia, no condicionada a las líneas que marcan terceros financiadores.
Mari Carmen, Sierva de San José y coordinadora de las iniciativas en las que estamos implicados en Cochabamba, nos presenta el contexto de “Lápices que escriben futuro”, uno de los nueve proyectos que apoyamos este año, y que forma parte del programa “Mujeres Formadas para el Desarrollo”, con el que colaboramos desde 2014:
“Uspha – Uspha es una población bastante reciente; los primeros pobladores llegaron a esta zona rural, cercana a la ciudad, hace aproximadamente catorce años, cuando ganó las elecciones generales el Movimiento Al Socialismo (MAS) liderado por Evo Morales. Este nuevo gobierno presentó un “Proceso de cambio” marcado por la inclusión de los indígenas de Bolivia, hasta entonces olvidados por las políticas neoliberales de los gobiernos anteriores.
Jóvenes parejas con hijos pequeños dejaron los campos en sus regiones de origen y consiguieron sus lotes en las colinas de Uspha – Uspha, antes dedicadas mayoritariamente al pastoreo. El crecimiento fue vertiginoso. Un ejemplo de ello es el barrio de Monte Olivo, en el que tenemos un Centro de Capacitación. Cuando llegamos las Siervas de San José, hace doce años, no había nada. En el 2013, cuando iniciamos allí las actividades de Alfabetización y Apoyo escolar eran 50 familias. En la actualidad, Monte Olivo tiene una población de 600 familias”.
Este programa pretende contribuir a promover la igualdad de oportunidades de las mujeres indígenas migrantes con acciones que fomenten la formación básica y la formación profesional. Además, de forma transversal, quiere promover la participación ciudadana de las mujeres dentro de los espacios públicos, sin dejar a un lado a sus parejas, también invitadas a participar en las formaciones sobre igualdad de género y derechos humanos que se imparten junto al resto de talleres.
La dimensión que ha ido adquiriendo este proyecto derivará en la inauguración este año de un nuevo edificio necesario para gestionar estas iniciativas. Largos años de trabajo han permitido que este espacio de formación se convierta en un centro asociado a Fe y Alegría Cochabamba, de forma que las mujeres que participen en los talleres de Corte y Confección o Repostería y Gastronomía pasarán a tener un título oficial reconocido por el gobierno de Bolivia.
Un gran paso para el proyecto, que se suma a otras iniciativas como los Grupos de Ahorro y la concesión de microcréditos para la puesta en marcha de sus propios emprendimientos, tal y como nos indica Liliana Siles, miembro del equipo de trabajo:
“Consideramos un logro importante en esta etapa de formación de las mujeres que puedan tener un certificado que esté avalado por el Ministerio de Educación del Gobierno Nacional, el cual tiene un valor curricular importante, cuando las madres de familia se animen a trabajar en talleres de confección, o pequeñas empresas que requieran mano de obra”.