Cuando nos preparamos para despedirnos, en los diferentes grupos se agrava el bloqueo que hemos visto durante el mes de julio por la falta de combustible, lo que creó un ambiente de mayor inseguridad y varios colectivos se unieron al paro: educación, todo el sector del transporte, reparto de agua… e impidió que se realizara la reunión de educadoras del proyecto de Uspha programada para finales de julio.
Se teme que el bloqueo sea más persistente, aunque de momento ha habido un acuerdo provisional y han pospuesto una reunión para agosto en la que intentarán buscar soluciones más sólidas para el transporte pesado. Respiramos tranquilas ya que podremos llegar sin problemas al aeropuerto.
Esta situación nos recuerda a la vivida poco antes de partir para Bolivia con el intento del golpe de Estado el 26 de junio, y deja ver la situación de gran inestabilidad política del país. En este ambiente de fragilidad, también nos sorprendió que la primera semana de julio estuvieran de vacaciones escolares, unas vacaciones que se fueron prolongando semana a semana hasta finales de mes a causa del frío. Aunque esto no afectó, de forma notable, a nuestras actividades en los talleres.

Durante la última semana, pudimos disfrutar de varios momentos de ocio; dado que profesoras y alumnas habían comenzado las vacaciones. Fuimos con todo el equipo educativo del proyecto de Ushpa a Totora, un pueblecito colonial y Monumento Nacional al sur a dos horas de Cochabamba. Disfrutamos del paisaje de la zona en un trufi solo para el grupo, recorriendo las calles empedradas del pueblo, una ermita recién restaurada, la feria del domingo… y también tuvimos nuestro momento de conexión con la naturaleza disfrutando de los árboles Chilijchi de flor roja y del río y la cascada de Pajcha. Nos sentimos unas más del equipo.
Después, fuimos de paseo por Cochabamba norte con Carla, una de las profesoras; descubriendo la plaza del arquitecto (con las letras en grande de la ciudad), plaza Granado, paseando por calle España hasta la plaza de las banderas (con todas las banderas de América). Desde aquí las montañas se ven tan lejanas que, si no fuera porque las hemos pisado, parecerían realidades ajenas por las grandes diferencias que estamos viendo.
También pudimos asistir al bautizo de Josué; uno de los hijos de Dña. Martina, una de las señoras de Textil y Confección. Un momento para ver a la familia reunida, que gracias al bloqueo pudo juntarse al completo para celebrar y comer juntos.
Pero ya tocaba volver a nuestros destinos, pensar en el viaje de vuelta, que comenzamos con una escala de dieciséis horas en Lima. Por suerte, pudimos salir del aeropuerto acogidas por la comunidad de SSJ en aquella ciudad. Con ellas recorrimos sus calles y paseamos como si de dos turistas más se tratara. Nos acercamos hasta la plaza San Martín, la plaza de Armas… y vimos el océano Pacífico. Una ciudad monumental y moderna que nos recibió con un clima invernal, más frío y húmedo. En ella pudimos probar algunos de los platos típicos del país como el anticucho, la causa limeña y los picarones.
Ahora sí, es momento de decir adiós a la que fue nuestra segunda casa durante este mes: a las mujeres de los proyectos, a sus niños y niñas y a las hermanas. A los trufis, a las montañas, al cielo azul, a la comida típica y al polvo.
Nosotras pudimos salir de Bolivia, pero allí se queda la gente con la que compartimos momentos tan especiales. Deseamos que su situación actual de bloqueo se solucione. Sus preocupaciones han sido las nuestras y con nosotras vienen. También nos acompañan sus sonrisas y la acogida que traemos en nuestros corazones..

Gracias por todo lo recibido. ¡GRACIAS!
Erea Dasilva y Ligia Villoria, voluntarias internacionales.
Julio 2024. Uspha Uspha, Cochabamba, Bolivia
