Cuidar a las abejas es cuidar la vida: apicultura sostenible y comunitaria en los Andes peruanos

Apicultura sostenible y comunitaria en los Andes peruanos

Cada 20 de mayo celebramos el Día Mundial de las Abejas, declarado por la ONU para reconocer el papel que desempeñan en la seguridad alimentaria, la salud de los ecosistemas y el desarrollo sostenible. Pero ¿tan importante es la polinización como para que las abejas tengan su propio día internacional?

Efectivamente, a través de la polinización, transportan polen de una flor a otra, lo que permite que las plantas se reproduzcan y produzcan frutos y semillas, alimento básico para muchos animales y para nosotros mismos.

Podemos reconocer entonces que son cruciales para la supervivencia de muchos ecosistemas, la producción de alimentos y con ello para la vida. 

Estos pequeños insectos contribuyen a la polinización de más de 170.000 especies de plantas y repercuten en el 40% de las tierras agrícolas del mundo. Sin las abejas, gran parte de los alimentos que consumimos dejarían de existir.

Pero las abejas están en peligro. En Europa, el 37% de sus poblaciones están en declive. La pérdida de hábitats, el uso intensivo de pesticidas, las enfermedades, las especies invasoras y el cambio climático amenazan su supervivencia.

Desde Taller de Solidaridad, nos reconocemos en la afirmación de que proteger a las abejas es proteger la vida y contribuir al desarrollo sostenible. Por eso, hoy queremos dar a conocer aquellas iniciativas de cooperación que impulsamos y que promueven la apicultura como una herramienta de generación de ingresos y de empoderamiento para las mujeres rurales.

Apicultura sostenible en las alturas de Perú

En la sierra andina peruana, venimos trabajando junto a la Asociación Jesús Obrero – CCAIJO en un proyecto financiado por la Generalitat Valenciana, que beneficia a más de 200 personas en comunidades rurales altoandinas de la provincia de Quispicanchi, Cusco. Esta iniciativa promueve el fortalecimiento de la cadena apícola como medio de vida sostenible, con un fuerte componente comunitario y de empoderamiento femenino.

Nuestra compañera Elena Zunzunegui, técnica de proyectos de TDS y expatriada en la zona, ha tenido la oportunidad de acompañar, junto al equipo técnico de CCAIJO, a un grupo de doce apicultores a la ciudad de Abancay. Allí participaron en un intercambio de buenas prácticas con otros productores de miel de la región, en una experiencia de gran valor formativo. Pudieron ver el proyecto específico de apicultura que tiene el gobierno regional de Apurimac o ir a la Universidad Nacional Micaela Bastidas para conocer un estudio que se está desarrollando para dar salida a la miel pura, cuyo proceso natural es la cristalización y eso hace que se solidifique y sea menos manejable para el consumo.

Conocieron alternativas naturales para tratar enfermedades de las abejas, nuevos productos derivados, como polimiel, miel batida o jalea real, y visitaron la planta de procesamiento “La Casa del Apicultor”, lo que supuso una gran inspiración, ya que la asociación está construyendo la primera planta de procesamiento apícola de la provincia, en la localidad de Andahuaylillas.

La gran mayoría de los apicultores pertenecen a la asociación “Miski Miel” (Miel Dulce, en quechua). Son personas que compaginan la apicultura con otras actividades productivas como la agricultura predominante en la zona (maíz, durazno y papa) o la ganadería (cuyes, vacuno, gallinas…), y que están en pleno proceso de aprendizaje y consolidación de esta actividad. Actualmente apenas tienen de 2 a 10 colmenas, por lo que, de momento, es una actividad secundaria o terciaria que les permite generar un ingreso adicional.

Uno de los momentos más impactantes fue conocer la historia de familias dedicadas expresamente a la apicultura como actividad principal y con una gran rentabilidad. Historias como la de Arturo, un apicultor que ha logrado en tan solo tres años ampliar su emprendimiento hasta contar con 200 colmenas dedicadas a la producción de miel, crianza de reinas y recolección de polen. Su testimonio ha motivado a muchas de las familias participantes a apostar con más fuerza por la apicultura como fuente principal de ingresos.

También en Nicaragua, apostamos por la apicultura con rostro de mujer

Además del trabajo en Perú, desde Taller de Solidaridad también impulsamos la apicultura en Nicaragua, en el marco del proyecto Jóvenes Constructores, que hemos desarrollado junto al INPRHU Somoto con financiación del Ayuntamiento y la Comunidad de Madrid. Allí, mujeres jóvenes han liderado cooperativas apícolas que fortalecen su autonomía económica, su rol comunitario y su compromiso con el medioambiente.

¿Cómo podemos proteger a las abejas?

La supervivencia de las abejas depende de todos. Desde nuestras casas y comunidades, podemos contribuir con gestos simples pero poderosos:

  • Evitar el uso de pesticidas
  • Plantar flores autóctonas
  • Apoyar a apicultores locales comprando miel de cercanía
  • Fomentar la agricultura ecológica
  • Proteger su hábitat natural

 

Desde TDS alzamos la voz hoy por las abejas y todos los apicultores y apicultoras que cuidan la vida desde lo pequeño. Porque sin abejas, no hay biodiversidad. Sin biodiversidad, no hay futuro.

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