Día Internacional del Migrante. Mujeres campesinas migrantes en Bolivia

La realidad de las mujeres migrantes en Bolivia: propuestas de cambio
18 de diciembre. Día Internacional del Migrante.

Tal y como plantea la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, la mayor parte de la población migrante del mundo, es decir unos 763 millones de personas, se desplazan dentro de sus propios países y no hacia el extranjero. Viajan de una zona rural a otra o desde zonas rurales a zonas urbanas. Son muchas las razones que llevan a una persona a migrar. Sin embargo, con frecuencia la motivación mayor es escapar de situaciones de vulnerabilidad provocadas por la pobreza, la inseguridad alimentaria, la falta de trabajo, la mayor competencia por tierras y la escasez de recursos hídricos.

Con motivo del Día Internacional del Migrante y de nuestro paso por Bolivia, tras una visita institucional en la que hemos acompañado a dos de nuestros colaboradores, José María López, Presidente de la ONG Integral Solidario y el regidor del Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts Miguel Ángel Camacho, hemos creído fundamental dar a conocer la situación de vulnerabilidad a la que se enfrentan las jóvenes familias campesinas migrantes en Bolivia y visibilizar el proceso de trabajo que la comunidad de Siervas de San José está desarrollando en el Sur de la ciudad de Cochabamba para enfrentar esta situación. Un proceso en el que las protagonistas son mujeres, en su mayoría indígenas, que junto a sus maridos e hijos se han visto empujadas a dejar atrás su vida en el campo en busca de la promesa de un futuro mejor.

Estas jóvenes mujeres campesinas que han construido sus casas sin garantías legales en el área periurbana de la ciudad de Cochabamba, llegan a estos asentamientos sin la mínima preparación para desenvolverse en el contexto urbano. La mayoría, quechua hablantes, tienen dificultades para expresarse en castellano y no saben leer y escribir. Según el Observatorio de Género de la Coordinadora de la Mujer de Bolivia una de cada diez mujeres en este país es analfabeta. Esta situación se ve agravada en el sector rural donde muchas familias consideran que invertir en la educación de una mujer no vale la pena porque tarde o temprano se irá a servir a su pareja en otra familia.

En este contexto hace cuatro años que, de la mano de la Comunidad de Siervas de San José, desde la Fundación Taller de Solidaridad acompañamos a mujeres en los barrios de San Francisco, Alto Litoral, Alto Miraflores y Monte Olivos. Barrios que nacen como asentamientos en una zona de monte rústico, donde no existía ningún acceso a caminos, carreteras, ni a medios de transporte. Según el Gobierno Autónomo Departamental de Cochabamba, este territorio solo era habitable en un 10%, ya que el 90% restante correspondía a “áreas verdes y forestales”. Estos asentamientos al igual que en otras muchas ciudades de latinoamérica pasan a formar parte de los llamados cinturones de pobreza, en los que no se cuenta con acceso a servicios básicos como son el agua potable, el gas y la electricidad.

Así nos presentaba este proceso iniciado por las Siervas de San José en estos barrios Gregoria Quico, Sierva de San José responsable de la congregación en Bolivia y Perú e impulsora del trabajo que hoy se sigue desarrollando: “El proyecto de empoderamiento de las mujeres de Cochabamba, ha supuesto un espacio de socialización para un grupo de mujeres llegadas del campo a la ciudad, un espacio para crear relaciones de amistad y vínculos de solidaridad entre ellas, donde comparten sus problemáticas, sus sueños, temores y esperanzas. Este espacio les permite salir del ámbito de la casa al ámbito del grupo, las primeras veces cuestionadas por el marido, que está acostumbrado a tener a su pareja en casa, al cuidado de los hijos y a la atención a ellos.

El proceso formativo integral y las diversas capacitaciones por las que pasan las mujeres, facilita el crecimiento de éstas en todas sus dimensiones. Aprenden a expresar lo que viven y sienten, se ejercitan en el liderazgo grupal, descubren sus habilidades y las desarrollan, las que tienen capacidades se abren a los emprendimientos familiares y grupales, que en esta etapa del proyecto se están implementando. Tenemos dos grupos de cooperativa de ahorro comunitario, 5 emprendimiento familiares en ejercicio y otros en proceso de selección, con el fin de aportar a la economía familiar.

 La meta es conseguir que estas mujeres lleguen a ser autónomas, conscientes de sus derechos como personas, emprendedoras, lideresas de sus grupos y comunidades, desde sus valores culturales de: solidaridad, organización y comunitarias.

 Las Siervas de San José nos sentimos satisfechas por este camino andado junto a estas mujeres y a nuestros colaboradores y colaboradoras locales e internacionales, respondiendo al sueño de dignificación y empoderamiento de las mujeres marginadas de Cochabamba”.

Esta visita nos ha permitido conocer de cerca a estas mujeres que, a lo largo de una semana, nos han abierto las puertas de sus vidas dejándonos claro cuáles han sido sus dificultades y sus logros y cuáles son sus expectativas. Mujeres antes analfabetas, que hoy son capaces de evaluar su propio proceso de formación, de ponerlo sobre un papel y de reconocer los pasos a seguir para mejorar su vida, la de sus familias y la de su propia comunidad. Mujeres capaces de gestionar sus propios grupos de ahorro y de emprender sus pequeños negocios.

Así nos lo transmiten algunas de ellas:

Daniela Camacho del grupo de repostería de Monte Olivos:

“Con el curso de Repostería he aprendido mucho y la verdad es que a mí y a mi familia nos ha servido económicamente y además he conocido a otras señoras con las que comparto en el Centro”

Virginia Veizaga, de la cooperativa de ahorro de Alto Miraflores

“El grupo de ahorro es beneficioso para nosotras porque nos permite contar con un dinero a final de año y acceder a créditos internos. Cuando necesitamos dinero tenemos a dónde acudir. Los intereses nos los repartimos a fin de año entre todas las socias, que actualmente somos 23.

Valentina Chambi, del grupo de pos-alfabetización

“Cuando llegué al grupo era analfabeta, ahora he aprendido a leer y escribir, me gusta estudiar y enseñar a mis hijos en sus tareas escolares, me siento feliz por eso. Ahora asisto a las clases con mi mamá, quiero que ella también aprenda como yo”.

Esta visita también nos ha permitido ser testigos de los cimientos de un nuevo centro en el Barrio de Alto Litoral que permitirá a las mujeres contar con un espacio propio donde poder reunirse y organizarse, cuya financiación ha contado con el apoyo del ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts.

A lo largo de 2019, desde Taller de Solidaridad seguiremos trabajando para conseguir personas y entidades aliadas que hagan posible finalizar la construcción de este centro y que den continuidad a este proyecto que permitirá que muchas otras mujeres, al igual que estas ochenta y cuatro y que todas las que han pasado por él a lo largo de los últimos cuatro años, puedan seguir adquiriendo capacidades, seguir fortaleciendo sus redes sociales y en definitiva seguir optando a herramientas que les permitan convertirse en las dueñas de sus vidas.  Desde Taller de Solidaridad queremos agradecer el apoyo que a lo largo de 2018 el Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts, el Ayuntamiento y la Diputación de Badajoz y la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona han brindado a estas mujeres.