El voluntariado, la esencia de TDS

Portada entrevista Víctor Arias
“Hay ganas de ayudar y comprometerse por una sociedad mejor y más justa. Lo que quizás ya no funcionan son las estructuras que hasta ahora sí funcionaron. 
 

El voluntariado es uno de los grandes pilares de Taller de Solidaridad. Por eso, queremos celebrar el Día Internacional del Voluntariado con esta entrevista a Víctor Arias Torre, consultor y formador con más de 35 años de experiencia coordinando personas voluntarias, quien nos ha acompañado a lo largo de todo este año en el proceso de reflexión sobre el voluntariado en nuestra entidad.

¿Cómo está evolucionando el voluntariado en la actualidad y cuáles son los principales cambios que has observado?

Venimos de más de 25 años en los que el voluntariado ha sido fundador y soporte de la inmensa mayoría de las entidades de acción social y de otros ámbitos, años en los que las entidades hemos madurado los sistemas de coordinación y acompañamiento de las personas voluntarias, hemos creado planes formativos y de gestión, y después de la pandemia (desde antes empezamos a percibirlo) hemos decaído en la recepción de nuevas personas que quieran colaborar.

Estamos viviendo una encrucijada. El modelo de voluntariado que tanto bien ha hecho, y que honramos con respeto y agradecimiento, se está agotando, y nuevas formas de colaboración están surgiendo, pero las ONGs estamos desconcertadas y sin saber muy bien cómo adaptarnos. Considero que tenemos un reto apasionante.

¿Qué implica ser una persona voluntaria hoy en día en una sociedad tan diversa y compleja?

Los seres humanos aspiramos a “salir de nosotros”, en algún momento de nuestra vida “nos nace” la necesidad de preocuparnos por otras personas. Dice Luis Aranguren Gonzalo: “Una persona voluntaria es aquella que, movida por la compasión hacia quien sufre, trata de responder con sus capacidades y dedicando parte de su tiempo a otras personas, participando de manera altruista en diferentes proyectos, dentro de una organización de solidaridad”; el termino compasión utilizado como: “sentimiento de ternura, identificación y compañía ante el dolor de alguien”.

La preocupación y el cuidado está cada vez más en nosotros y nosotras. Preocupación por uno mismo (el autocuidado), preocupación por los demás, y preocupación por el planeta (suscribo las palabras del Papa Francisco: “Cualquier daño que se le haga al medio ambiente es, por lo tanto, un daño que se le hace a la humanidad”).

¿Qué significa el cuidado en el voluntariado?

El reconocimiento abre las puertas del cuidado de las demás. El cuidado a las otras personas requiere salir de nosotros y acudir al encuentro de la otra persona. Cuidado y voluntariado están hermanados. 

Como se señala en el documento Repensar el Voluntariado en Taller de Solidaridad: “Cuidado y voluntariado se hermanan en la construcción de otro mundo posible desde acciones concretas que tienen que ver con el cuidado del planeta, saludarse, pedir perdón, resolver pacíficamente los conflictos, movilizarse, sensibilizar, tomar postura ante el cambio climático, etc.”.

Las personas voluntarias que se acercan a colaborar en entidades, muchas veces sin saberlo o sin ponerle nombre, parten desde la ética del cuidado con la certeza de que, si bien a veces no sabemos qué hacer, sabemos que algo hemos de hacer y porfiamos llevarlo adelante.

El cuidado en nuestros proyectos de voluntariado ha de estar en nuestra base de nuevas formas de relacionarnos, de organizarnos y de convivir.

¿Cuáles son los principales retos y oportunidades que se han afrontado en el proceso de repensar el voluntariado en Taller de Solidaridad?

Taller de Solidaridad ha sido valiente. Todas las entidades que conozco están viviendo momentos parecidos, se está agotando el modelo de voluntariado, que tan buenos frutos dio durante años, y no saben cómo actuar. TDS se ha planteado un proceso de reflexión y propuestas de futuro. ¡Ojalá este proceso de frutos a medio y largo plazo! 

De las diferentes ocasiones que he acompañado a entidades en proceso de reflexión, destacaría dos aspectos que se han dado en TDS:

• Entusiasmo. En todas las acciones que hemos desarrollado, ha habido una implicación enorme de todas las personas de la Fundación, con aportaciones profundas y ganas de que esta reflexión sirva a la organización.

• Trabajo en equipo. Tanto por parte de Yolanda (coordinadora del voluntariado), del equipo de 6 personas creado a tal fin, como por parte de todas las voluntarias, personas contratadas, personas cercanas y de otras entidades.

¿Qué crees que motiva a las personas a ser voluntarias hoy en día, y cómo pueden las ONGDs conectar mejor con esas motivaciones?

Lo acabamos de ver como respuesta a la DANA en Valencia, la reacción inmediata y multitudinaria de la sociedad civil ha sido ejemplar. Quedará para siempre en el recuerdo las imágenes de “el puente de la solidaridad”.

Hay ganas de ayudar y comprometerse por una sociedad mejor y más justa. Lo que quizás ya no funcionan son las estructuras que hasta ahora sí funcionaron.

Señala Luis Aranguren que debemos “Ir más allá de lo evidente”, ya que las entidades nos estamos encontrando con personas con:

– Repliegue a la esfera individual.
– Pérdida del factor religioso.
– Disminución en número.
– Menos “comprometidos”.
– “Ya no vienen”

Y, por otro lado, también observamos:
– Nuevas sensibilidades eco-sociales.
– Nuevas formas de compromiso social.
– Somos menos en cantidad y más diversos.

Por lo que las ONGDs debemos prototipar nuevas experiencias de voluntariado.

¿Cómo se puede implicar a la juventud en el voluntariado?

Considero que los jóvenes, más que nunca, quieren participar socialmente (lo acabamos de constatar en Valencia), lo que quizás no encuentran es “su sitio”. 

Me voy a referir a lo que yo denomino “el efecto Broncano”. En septiembre, en horario prime time, de cada 100 espectadores, solo 5,8 jóvenes (18 a 30 años) veían la RTVE, en octubre el 38,9% era público joven. ¿Qué ha pasado?: los jóvenes se han identificado con una nueva forma de hacer televisión.

Una vez vistos varios de estos programas, saco las siguientes conclusiones:
• Se dan nuevas formas.
• Hay respeto por todas las diferencias.
• Se realizan bromas sin ridiculizar a nadie.
• Se abordan todo tipo de temas, sin prejuicios.
• El programa se hace entre todas las personas, todos participes de algo en común.

Si queremos juventud en nuestro voluntariado, tenemos que escuchar y crear acciones cocreadas con todo tipo de personas y perfiles.

Desde el punto de vista de las organizaciones, ¿qué deben hacer para cuidar y retener a su voluntariado?

Como entidades, debemos adecuar nuestras estructuras, flexibilizar horarios, crear nuevos itinerarios formativos y de acogida, potenciar espacios de participación real en la entidad, escuchar nuevas de ideas de acciones y de organización, y sobre todo, proporcionar procesos de acompañamiento adecuados a cada persona.

¿Crees que el voluntariado tiene un papel clave en el desarrollo personal de quienes lo practican? ¿Cómo?

Totalmente. Siempre, y llevo muchos años en este ámbito, he considerado que el voluntariado es:
• En primer lugar, un encuentro de personas; personas receptoras de la ayuda, otras voluntarias, personal de la entidad, etc.
• En segundo lugar, una escuela de solidaridad; no siempre somos capaces de realizar gestos solidarios y el voluntariado nos lo posibilita.
• Y en tercero, una fuente de crecimiento personal.
Finalmente, toda esta experiencia, se convierte en una formación no formal.

¿Qué mensaje darías a alguien que está considerando involucrarse en el voluntariado, pero no sabe por dónde empezar?

“Algo satisfactorio en la vida es haber sido capaz de dar una parte de ti a los demás, sin olvidarse nunca de uno mismo”.

“Si tienes esperanza en construir un mundo más seguro y mejor, esto tiene que ser más que una ilusión, necesitamos la colaboración de personas voluntarias más que nunca”.

Y tomo como mías palabras de mi amiga Fabiola Castillejo, al final de mi vida, podré decir: “al menos aporté una gota en el océano de la solidaridad”.