Acerca de este Proyecto
- Dónde: Distrito de Ocongate, Ccatca, Huaro y Andahuaylillas, Cusco, Perú
- Con quién: 200 mujeres y 100 hombres
- Cuándo: Desde 2021
- Junto a quién: CCAIJO (Asociación Jesús Obrero)
- Con la colaboración de: Generalitat Valenciana
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Descripción del Proyecto
El impacto de la Covid-19 en las familias
Desde 2012 llevamos trabajando juntamente con CCAIJO con los y las productoras de cuyes de Quispicanchi, promoviendo la puesta en marcha de emprendimientos, así como su articulación comercial, a través de la generación de capacidades de gestión, producción y venta, en línea con el ODS 8: “Promover el crecimiento económico sostenido, inclusivo y sostenible, el empleo pleno y productivo y el trabajo decente para todos” y el ODS 2: “Poner fin al hambre”.
Durante este tiempo se produjo un importante avance que generó una cadena de valor solida en torno a la venta de cuyes, lo que proporcionaba ingresos suficientes a las familias para llevar una vida digna. Pero en marzo de 2020 llegó la COVID-19, y el gobierno impuso una serie de medidas para frenar el avance de la pandemia que puso a los y las productoras en dificultades para la comercialización de los cuyes. Los intermediarios y los restaurantes dejaron de trabajar, las familias no tenían a quien vender su producción y esto supuso un duro golpe a su economía, que les dejó en una complicada situación de vulnerabilidad alimentaria.
Productoras y productores de cuyes
Doscientas mujeres como y cien hombres participan en este proyecto. Productores y productoras de cuyes que hasta el año 2019 comercializaban de manera estable con intermediarios, restaurantes tradicionales locales y ferias de la provincia. Personas con conocimientos técnicos, manejo de herramientas básicas de gestión, que ya habían participado en proyectos anteriores y habían invertido en la ampliación de sus negocios. Están organizadas en asociaciones y poseen un gran espíritu emprendedor, pero la situación actual les dificulta la posibilidad de mantener y vender su producción, ya que los intermediarios, los mercados y los restaurantes locales paralizaron durante muchos meses su actividad.
Dentro de esta realidad, se ha prestado especial atención a la situación que viven las mujeres en las zonas rurales de Perú, donde no se valora su aporte dentro de la familia y la comunidad, cuentan con menos oportunidades para terminar sus estudios, ejercer un liderazgo social real y su acceso a la tierra y a la financiación es muy limitado. Además, el índice de violencia de género en la provincia es muy elevado, algo que se tiende a normalizar dentro del hogar, y son numerosos los casos de abandono familiar (fundamentalmente por parte del hombre), los problemas de alcoholismo (tanto de hombres como mujeres), de desintegración familiar y las migraciones por nulas oportunidades de desarrollo.
Soberanía alimentaria y resiliencia
El cuy es un alimento tradicional andino, cuyo consumo se remonta a los pueblos prehispánicos. En la actualidad, es un producto muy demandado en la zona, que suele consumirse sobre todo en momentos de celebración. Perú es el principal productor y consumidor de su carne a nivel mundial, lo que hace que la cadena productiva de cuyes esté bastante consolidad en la provincia.
Antes de la pandemia, su venta generaba suficientes ingresos a las familias productoras para vivir, pero la Covid-19 paralizó la comercialización y ahora nos enfrentamos al reto de la reactivación económica, lo que supone una adaptación a la nueva realidad y normativas del país para la inocuidad de los alimentos. Con este proyecto lo que buscamos es garantizar que las familias dispongan de capacidades y medios para asegurar su alimentación y preservar todo el esfuerzo y el trabajo que han realizado durante varios años para salir definitivamente de la pobreza.
Para lograrlo, promovemos la autoproducción de alimentos, impulsamos el fortalecimiento de su principal medio de vida, la crianza y venta de cuyes, aumentamos sus conocimientos en soberanía alimentaria, y buscamos el fortalecimiento de cuatro organizaciones de productores y productoras para que puedan incidir en espacios públicos y acceder a Fondos Concursables del Estado, aumentando así su resiliencia ante futuras situaciones de crisis.