Una puerta abierta a la esperanza en Piura
Nos bastaron unos días, casi diríamos que unas horas, para darnos cuenta de que el trabajo que lleva a cabo Radio Cutivalú en los distritos peruanos de La Matanza y Chuluncanas, (Piura), transforma vidas, cambia realidades y fomenta una ciudadanía concienciada de su valor y potencial. Pero nos faltaron horas para compartir con las increíbles mujeres que tuvimos la suerte de conocer en nuestra visita a este proyecto que apoyamos desde TDS. Una iniciativa con la que tratamos de promover la autonomía económica femenina y dar un acompañamiento para la prevención de la violencia de género.
Apenas pudimos conocer a unas 15 mujeres de las 80 participantes de este proyecto. Tanto Beatriz, como yo (Elena), las dos técnicas expatriadas que acompañamos desde tierras peruanas las iniciativas que TDS apoya en Perú, nos quedamos con ganas de más. De vivir más a su lado, de compartir sus historias de vida, de recordar su pasado para valorar más su presente y de soñar juntas su futuro.
Nos abrieron las puertas de sus casas, nos presentaron a sus familias y en algunos casos a sus maridos. Pudimos conocer de su boca la realidad de su día a día, los episodios de violencia familiar a los que se enfrentaron, primero como hijas y posteriormente como esposas. Fuimos testigos del gran entusiasmo con el que afrontan el reto de sus proyectos, de sus planes de negocio y de la posibilidad de poner en marcha sus propios emprendimientos, algo en otro tiempo impensable para ellas.
Pero ahora sí, ahora ven que es posible salir del círculo de la violencia de género en la que muchas se encuentran inmersas a través de su independencia económica. Por eso trabajamos con ellas en la implementación de sus emprendimientos o en la mejora de los negocios que ya están desarrollando. Desde el principio se ha tratado de fortalecer a las lideresas en las redes de soporte y de fomentar el desarrollo personal y técnico de las mujeres para lograr ese empoderamiento económico. Además, se están realizando talleres de capacitación en nuevas masculinidades y corresponsabilidad familiar con los líderes comunitarios varones para fomentar la equidad en la distribución de tareas en el hogar, y de esa forma garantizar la sostenibilidad en la implementación de los emprendimientos de las mujeres.
Aunque, si hay algo que destacaríamos del trabajo que se realiza con estas 80 mujeres, es cómo ellas mismas se organizan en redes de soporte, lo que las convierte a cada una en apoyo de la otra, y les da una enorme capacidad de incidencia política al ser reconocidas por las municipalidades. Pudimos comprobar cómo las mujeres se inspiran entre ellas, se contagian las unas a las otras para seguir adelante con sus emprendimientos y, a la vez, motivan a nuevas mujeres que nunca hubieran imaginado formar parte de algo así. Ver cómo se alientan y apoyan, siempre dándose la mano, ver mujeres unidas y fortalecidas por este soporte fue muy inspirador. Sin duda, una gran fortaleza que las mujeres de todas las edades valoran muy positivamente.
Pero, además de con las participantes y sus familias, también tuvimos la oportunidad de compartir viajes y conversaciones con el equipo de proyecto: Keren, Lenin, Ortelia y Omayra. Personas que dan valor a todo lo que hacemos desde TDS, que dan sentido a todo el esfuerzo que ponemos en conseguir financiación y lograr la aprobación de proyectos, ya que son trabajadores comprometidos, empáticos y solidarios, entregados a mejorar la vida de las mujeres con las que trabajamos.
Cutivalú nos abrió las puertas para conocer a las mujeres, para conocerles a ellos, y nos dieron todas las facilidades para viajar a las zonas de ejecución. Pudimos comprobar lo bien que está funcionando el trabajo y sentimos que apostar por este proyecto no solo fue una buena decisión, sino que volvimos con la convicción de que va a ser un generador de cambio para cientos de personas, una puerta abierta a la esperanza.