En Checacupe, Cusco (Perú), la violencia de género y la desigualdad marcan la vida de muchas mujeres. Frente a esta realidad, el Centro Wasi Nazaret, impulsado por las Siervas de San José con el apoyo de Taller de Solidaridad, se ha convertido en un espacio de acompañamiento y esperanza.
Desde 2015, Katty Qqueccaño Yuca, antropóloga, quechuahablante y Sierva de San José, forma parte del equipo de coordinación del centro. En esta entrevista nos habla de cómo Wasi Nazaret ha ayudado a que muchas mujeres rompan el silencio, recuperen su dignidad y asuman un rol activo en sus comunidades.
Una realidad marcada por la desigualdad
¿Puedes describirnos la realidad de estas comunidades y qué discriminación enfrentan las mujeres?
En Checacupe tenemos una economía de subsistencia basada en la actividad agrícola. Según el Plan de desarrollo concertado, se destina entre el 85% y 90% al consumo familiar y solo el 10-15% de la producción se vende localmente.
La discriminación y violencia son muy fuertes por la cultura machista presente en nuestra realidad. Afecta a las mujeres desde temprana edad, reflejándose en altos porcentajes de violencia física, psicológica, sexual y patrimonial. En los últimos años se visibilizan más los casos de acoso y violencia sexual a niñas y adolescentes.
Las oportunidades de estudio o trabajo son escasas, más aún para las mujeres. Esta realidad incrementa las desigualdades y las hace más vulnerables a caer en redes de trata de personas.
El nacimiento de un proyecto transformador
¿Cómo surgió Wasi Nazaret y cuál es su misión?
Las Siervas de San José llevamos presentes en el distrito desde hace más de 34 años y tenemos desde nuestras raíces congregacionales la opción por las mujeres. Desde el contacto con ellas, fuimos conociendo las situaciones de violencia que vivía la mayoría. Muchas necesitaban un acompañamiento más profesional e integral.
Wasi Nazaret es un centro de atención y prevención a la familia en situación de vulnerabilidad. Inspirado por la espiritualidad de las Siervas de San José, incorpora el enfoque de género para hacer visible la promoción efectiva de la dignidad y derechos de las mujeres, promoviendo relaciones saludables en las familias y la sociedad.
Un acompañamiento integral y culturalmente sensible
¿Cuáles son los principales servicios del centro?
Trabajamos en tres áreas principales:
Prevención: Promovemos el Buen Vivir (Sumaq Kawsay) a través de formación humana integral, talleres de convivencia saludable, campañas de sensibilización y ferias informativas para fomentar los derechos de las mujeres y prevenir la violencia y trata de personas.
Atención e intervención: Acompañamos a mujeres víctimas de violencia y personas en situación de vulnerabilidad mediante asesoría legal y orientación psicológica profesional.
Promoción: Impulsamos formación técnica productiva en Panadería y Pastelería, trabajando el emprendimiento femenino para desarrollar capacidades, valorar el trabajo manual y crecer en autonomía económica.
¿Cómo se realiza el acompañamiento legal y psicológico?
Nos hemos dado cuenta de que las mujeres se sienten más en confianza con otras mujeres, por ello, tanto en el área legal como psicológica las profesionales son mujeres y quechuahablantes. Tenemos un protocolo de atención que detalla el proceso en cada caso, priorizando respeto, prudencia y cercanía. El acompañamiento es personalizado: algunas familias vienen al centro y a otras las visitamos en sus comunidades.
Historias que inspiran
¿Podrías compartir alguna historia que ilustre el impacto del centro?
Recuerdo a una señora de 49 años con 17 años de matrimonio y tres hijos, que vivía violencia psicológica, física y sexual. Muchas veces pensó en separarse, pero no podía por dependencia económica y emocional.
Ella buscó ayuda en Wasi y empezó un proceso terapéutico que le ayudó a fortalecer su autoestima y romper el círculo de violencia. Después recibió asesoría legal. Con la información y acompañamiento adecuado, decidió separarse para no seguir normalizando la violencia y proteger a sus hijos del clima tóxico en el hogar.
Logros que transforman comunidades
¿Qué impacto ha tenido el proyecto?
En estos años, las mujeres y familias han hecho un proceso de liberación y conocimiento de sus derechos. Wasi Nazaret las acompañó para alcanzar justicia y que se respeten sus derechos.
Hay mujeres que ya no se quedan en silencio ante situaciones de violencia, sino que toman la decisión de poner un alto, denunciar y buscar acompañamiento de crecimiento personal.
Muchas han fortalecido su empoderamiento y asumido cargos importantes en sus comunidades. Son capaces de expresarse y “decir su palabra” en las asambleas comunales, incluso cuestionar cuando se vulneran sus derechos. Esto refleja una mayor visibilización de su protagonismo.
Desafíos para el futuro
¿Qué retos enfrenta el proyecto?
Uno de los principales desafíos es la sostenibilidad económica. Al ser un proyecto de desarrollo social centrado en el crecimiento integral, requeriría atención más continua e itinerante. La dificultad es que los servicios están en Checacupe y a las familias de zonas altas les es difícil mantener terapias semanales por falta de recursos para movilizarse.
Todas nuestras actividades están preparadas para que participen hombres y mujeres, aunque reconocemos que la participación masculina es mínima. Por ello usamos estrategias como ferias informativas, programas radiales, campañas de sensibilización y cines fórum para jóvenes.
El proyecto funciona desde 2008 acompañando procesos de realización personal e integral. Creemos en la necesidad de continuar fortaleciendo y empoderando a las personas, priorizando su protagonismo en la realidad de Checacupe.


