Mujeres que emprenden diferente

Vivimos en un mundo de hombres. Simplemente no es nuestro lugar”, le dice un personaje a Madam C.J. Walker en la película Self Made, basada en la historia de la primera mujer afroamericana en, no solamente crear su propio imperio empresarial, sino también formar y apoyar a otras mujeres. A pesar de los avances en igualdad, el ecosistema emprendedor sigue reflejando esa idea: un espacio donde faltan referentes femeninos visibles.

Lo comprobamos una y otra vez en nuestros talleres en los centros educativos. Cuando preguntamos a grupos de jóvenes qué nombres les vienen a la cabeza al hablar de emprendimiento, mencionan a Elon Musk, Steve Jobs o Jeff Bezos. Pocas veces —o nunca— aparecen nombres como Sara Blakely (Spanx), Mariana Costa (Laboratoria) o Ana Bella Estévez (Fundación Ana Bella). Esta falta de referentes no es casual: solo el 10% de las startups están fundadas exclusivamente por mujeres (según el Mapa del Emprendimiento 2023). Por otro lado, aún persisten mitos como que las mujeres no saben liderar o que sus negocios son menos rentables, a pesar de que los datos demuestran lo contrario.

Cambiar esta realidad es un camino largo y aún nos queda mucho por recorrer. Por eso, desde Taller de Solidaridad impulsamos los Encuentros Conscientes, espacios donde mujeres emprendedoras de España y América Latina comparten sus aprendizajes, experiencias y formas de liderar. Mujeres que no buscan el éxito económico a toda costa, sino construir proyectos sostenibles, cooperativos y con propósito. Una iniciativa que forma parte de nuestro proyecto Enredadas en el Cambio impulsado con el apoyo de la Comunidad de Madrid.

En alianza con entidades como la Escuela Juana Millán, la Asociación Mujeres sin Fronteras, la asociación AMEIB, los Espacios de Igualdad o los Viveros de Empresas de Madrid, estos encuentros han reunido a cientos de mujeres con algo en común: emprender desde la escucha, la colaboración y la transformación social.

Frente al modelo de éxito tradicional, muchas mujeres están demostrando que se puede emprender de otra manera. Pero para que más lo hagan, necesitan algo clave: ser visibles. Y eso empieza por reconocerlas, escucharlas y darles un lugar en el imaginario colectivo. Solo así la próxima vez que preguntemos por referentes emprendedoras, no se hará el silencio.