Acerca de este Proyecto
- Dónde: Piñami Chico y barrio de Pocpocollo y Pandoja, Cochabamba, Bolivia
- Con quién: 110 personas (30 mujeres, 10 hombres y 70 menores)
- Cuándo: 2021 – Activo
- Junto a quién: Siervas de San José
- Financiado por: Ayuntamiento de Sant Vicenç dels Horts, Fundación Thaismon y FSTA Colegio Ntra Señora del Recuerdo de Madrid.
“Estoy agradecida al proyecto porque se interesan como si fueran mi familia, me ayudan las charlas y también estoy en alfabetización, quiero aprender a leer y escribir por mis wuawuas, para ayudar en sus tareas.”
Doña Celia Caracara
Descripción del Proyecto
La violencia en Bolivia
La violencia contra las mujeres en Bolivia tiene profundas raíces sociales y culturales y está vinculada al desequilibrio en las relaciones de poder entre hombres y mujeres en los ámbitos social, familiar, económico, religioso y político. Un 86% de las mujeres de la zona en la que actuamos son migrantes del campo que provienen del mismo o de otros departamentos. La mayoría de ellas son mujeres que viven en condiciones de hacinamiento y pobreza y se enfrentan a situaciones de discriminación y explotación.
En estas zonas campesinas se impone una realidad de violencia naturalizada, alimentada por una sociedad en la que estas mujeres tienen la condición de inferiores respecto al hombre. Esta situación no solo afecta a las mujeres, también condiciona la vida de la infancia y la juventud. La falta de educación formal es otra de las causas que hace perdurar esta situación. Sin ingresos, ni formación, estas mujeres no tienen la posibilidad de conseguir una independencia económica que les aleje de estas situaciones de sometimiento y violencia.
Ser mujer en Bolivia es un factor de riesgo, ya que, a pesar de las políticas públicas crecientes para combatir la violencia machista, el panorama sigue siendo desalentador. En 2023, se presentaron más de 50.000 denuncias de violencia contra las mujeres en el país. En Cochabamba, 140 mujeres al día sufren violencia machista, aunque menos del 30% denuncia. Esto se debe a que esta violencia tiene profundas raíces sociales y culturales, vinculadas al desequilibrio de poder entre hombres y mujeres en todos los ámbitos.
Casi el 90% de las mujeres en Piñami son migrantes de zonas rurales de Bolivia, tanto del mismo como de otros departamentos. Son mujeres empobrecidas que viven en hacinamiento y sin servicios básicos. Esto las expone a constantes situaciones de discriminación y explotación.
Además, en las zonas campesinas, la violencia está naturalizada, alimentada por sociedades donde las mujeres están en desventaja frente a los hombres, tanto en espacios públicos como privados. Esto no solo afecta a las mujeres, sino también a la infancia y la juventud. La falta de educación formal perpetúa esta situación, y sin ingresos propios ni formación, estas mujeres no pueden alcanzar la independencia económica que las aleje del sometimiento.
Prevención dentro de las familias
Atención, prevención y formación
En este proyecto, trabajamos para que personas adultas, jóvenes y menores vivan libres de violencia de género, centrándonos en las mujeres, que representan el 75% de las personas atendidas. Buscamos empoderarlas social y familiarmente mediante la prevención, la formación básica, ya que muchas son analfabetas, y la capacitación para el emprendimiento. Muchas de estas familias son migrantes de zonas rurales de Cochabamba y La Paz.
Además, trabajamos en la prevención de la violencia familiar, involucrando a hombres e hijos, fomentando la identificación de conductas violentas y promoviendo una convivencia saludable. El proyecto impulsa la igualdad de género y el empoderamiento desde un enfoque de desarrollo.
Ofrecemos acompañamiento a mujeres que sufren violencia machista a través de apoyo legal y terapias psicológicas. También promovemos actividades de educación informal para mejorar las relaciones familiares y brindamos formación humana y social para el ejercicio pleno de la ciudadanía y una vida libre de violencias. Se impulsa la alfabetización y educación alternativa, preparando a las mujeres para mejorar sus condiciones de vida. A través de la capacitación en repostería, fomentamos el emprendimiento, ayudando a estas mujeres a generar ingresos y alcanzar la autonomía.
