Handum sa Kauswagan
En esta entrada, os quiero hablar de nuestra visita a Estancia, en la isla de Iloilo, lugar donde Taller de Solidaridad tiene dos proyectos, uno finalizado ya, la construcción de casas, y otro que ayuda a estas familias a empezar de cero con pequeños negocios. Y digo empezar de cero porque estas personas perdieron todo tras el tifón Yolanda, que asoló esta zona en 2013, llevándose por delante, no sólo casas, vehículos, barcas, árboles,… sino también los sueños e ilusiones de mucha gente.
‘Handum sa Kauswagan’ es el nombre del grupo de beneficiarios, y significa ‘Dreaming for progress’, y mejor nombre no pudieron encontrar. Son personas luchadoras e incansables, que a pesar de lo que se le arrebató aquel fatídico día, han conseguido salir adelante y, abrir una puerta a una vida con una esperanza de futuro.
Me ha costado mucho escribir esta entrada, puesto que me resulta muy difícil expresar con palabras lo que vivimos allí. Me gustaría que le echaseis un vistazo a las entradas de mi compañera Josefina, que cuenta todo con un sentimiento y una profundidad, que parece que lo vivieras en primera persona. Yo intentaré expresarlo de la mejor manera posible.
Aquel caluroso domingo nos pusimos en marcha para coger el avión en Manila, al largo trayecto en coche (de tiempo, como siempre) se sumó el retraso en el aeropuerto, cosa muy común aquí. Pero la espera mereció la pena, al llegar al aeropuerto de Roxas encontramos un paisaje completamente distinto, verde y lleno de vida.
El primer encuentro con los beneficiarios fue muy emocionante, cuando entramos en la sala, allí estaban ellos, sentados, espérandonos impacientes. Por fin, poníamos cara y voz a esas personas de las que conocíamos sus historias, pero no la emoción de sus ojos ni la calidez de su sonrisa.
El encuentro con ellos hizo que nuestros ojos se empañaran en más de una ocasión, uno a uno se fueron presentando, contando sus historias en un dialecto del tagalo, el ilongo, que gracias a Erlin, pudimos comprender. Pero era su voz, quebrada en muchas ocasiones, la que nos transmitía las emociones, buenas y algunas no tan buenas, al contar todo lo que habían vivido desde entonces. Yolanda, Taller de Solidaridad y Salamat eran las palabras que mas repetían. Es su forma de agradecer a toda esa gente que desde España puso y sigue poniendo su granito de arena , para que ellos ahora tengan un techo donde dormir tranquilos y un medio de vida que le permita vivir cubriendo las necesidades básicas.
El proyecto ‘Soñando un Techo’ de Taller de Solidaridad, es el que le permitió reconstruir sus casas después del tifón. Erlin, junto a la alcaldesa de Estancia de entonces, Gene, recorrió los distintos barrios para ver que gente necesitaba más ayuda. Muchos de ellos, vivían en tiendas hechas con lona o en casetos construidos con escombros que quedaron esparcidos por el terreno tras el desastre. Gracias a la ayuda aportada por los comités y donantes de Tds, 56 beneficiarios pudieron colaborar en la construcción de sus casas. Tras ello, se les ayudó a formar un grupo, que tras muchas vueltas, ha llegado a convertirse en el que ahora mismo teníamos enfrente. Un grupo de, actualmente, once personas (más sus familias) que han creado un fondo de emergencia poniendo 20 pesos a la semana, tienen sus propias normas e incluso tienen una presidente, Dyma Pabelico. ‘Handum sa Kauswagan’ fue el nombre que eligieron ellos mismos, porque saben que juntos podrán salir adelante, que organizarse bien es muy importante. Algo que me llamó la atención es una de las formas que tienen de ganar un dinero extra, colaborando entre todos. El grupo de beneficiarios tiene un fondo en el banco. Ese fondo se nutre del dinero que cada uno, diariamente va devolviendo, y cuando hay suficiente, se compra un cerdo. Este cerdo se le da a una familia, que lo cría durante el tiempo necesario, y lo vende. Con lo ganado con la venta, devuelven al fondo común lo que costó el cerdo, y con el resto mejoran algo en sus casas: la electricidad, etc.
Antes mencioné que este dinero es extra, porque las ganancias reales y diarias vienen de pequeños negocios. Siete de los once beneficiarios, han podido conseguirlos gracias a los medios de vida que han obtenido mediante el proyecto que Taller de Solidaridad junto a las Siervas de San José está desarrollando actualmente allí: A coffee for a dream. Rey y Ronaldo consiguieron su triciclo; Felipe, Sienna, Mellie y Marie Rose su Sari-sari store (tiendecitas en un anexo de sus casas) y Monina su carro de comida.
Al día siguiente pudimos visitarlos en sus casas y negocios que los que tan orgullosos nos hablaban, y las palabras y muestras de agradecimiento no cesaban. Nos sentimos muy acogidas y afortunadas de poder compartir estos momentos con ellos. Aquí es donde se le da sentido y forma a todo el trabajo que se hace desde Tds, junto con las SSJ, y toda la ayuda que se percibe.
Gracias al triciclo primero de Rolando, y después de Rey, pudimos movernos de un lugar a otro por los tortuosos y embarrados caminos, que nos dieron una muestra del día a día de las gentes de la localidad. Un enfoque de la vida muy distinto al de la bulliciosa Manila.
¿Cómo podemos colaborar nosotros con este proyecto? Ya os lo comenté en una de mis primeras entradas, pero lo repetiré las veces que haga falta, porque es muy importante para estas familias. Simplemente con un gesto tan rutinario y placentero como el de compartir un café, esta vez virtual, que hará que estas personas puedan sacar adelante a sus familias y puedan mirar al futuro con otros ojos.
Atraves de un donativo, puedes hacer que sus vidas progresen, como ellos sueñan.
¡Nosotros ya tomamos el nuestro!
¡SALAMAT GID!
Diana
Estancia – Filipinas
26-08-2016