Presentación del Carisma en Monte Olivos
En estas laderas de las montañas de Cochabamba, desde donde se divisa una imagen que no se olvida por su impacto, desde donde se escucha el silencio interrumpido por la mirada de alguna persona y algún perro de los que deambulan por las calles, nos preguntamos ¿qué hacemos aquí voluntarias de TDS?, ¿qué hacen aquí las SSJ y las maestras con estas mujeres? La pregunta surge porque allí ni siquiera los trufis o taxis llegan, no está asfaltado, sólo las casas en construcción, aisladas unas de otras…algunas hierbas secas. Y las preguntas surgen no sólo como voluntarias de TDS, sino como Sierva de San José.
Mientras buscamos las respuestas, tiene lugar dentro del programa de formación con las mujeres en Monte Olivos una jornada para presentar el carisma de la Familia Josefina. En la sala está la foto de Bonifacia en su taller y partiendo de esa imagen se les presenta el carisma. Sí, con esta palabra. A través de un vídeo hacen un recorrido por la historia de la congregación desde 1874 pasando por diferentes etapas y los desafíos que se presentan hasta hoy: diferentes músicas, paisajes, entornos…
Con sus miradas atentas ellas se despiertan y se reconocen cuando ven a otras mujeres en otros lugares del mundo bien en momentos de formación o producción…se les dispara la curiosidad y preguntan dónde están y qué hacen. El denominador común para ellas es “mujeres”. Expresan su agradecimiento y con gran habilidad toman nota de las búsquedas que han de hacer por Internet para completar la formación. A partir de este momento ya no son las “hermanas” sino las “hermanas de San José” o “hermanas Siervas de San José”.
Con el deseo de responder a las preguntas iniciales y por dar una posible respuesta, la que mejor responde es la pasión que se percibe por llegar a dar oportunidades a quienes llegan y buscan mejorar su vida y la de su familia. Están en estas laderas donde parece que no llegan otros ecos, porque son ellos quienes dan vida a esos lugares que parecen lejanos, pero cuando estás allí se descubren brotes de esperanza. Es lo que van expresando, tanto en este momento de formación, como en otros más espontáneos, al comprobar que algunas tienen su propio medio de trabajo remunerado bien en confección textil o repostería.
¡Qué receptivas son estas mujeres! A veces, con su mirada atenta y su silencio queda la duda de si captaron, pero con sus vidas, constancia y valentía se ven los cambios. Desde aquí, donde parece que ya no hay nada más, la mirada se transforma y produce una inmensa alegría.
Es un aprendizaje personal, no todas las cosas se dicen con palabras. Y lo que mejor lo expresa es: ¡GRACIAS!
HAY PALABRAS QUE NO DICEN NADA…Y SILENCIOS QUE LO DICEN TODO
Ligia Villoria, voluntaria internacional
Julio 2024. Uspha Uspha, Cochabamba, Bolivia
Que hermosa experiencia! me alegro mucho por ti y las mujeres a compartieron el mensaje.