Una conversación entre Daniela González, estudiante actual del programa de auxiliar de enfermería, y María Paulina Echavarría, egresada que ya está transformando vidas desde su trabajo. Ambas forman parte del proyecto que apoyamos junto al Instituto Técnico San José Obrero en Medellín.


El punto de partida: cuando un sueño se hace realidad


Hola, soy Daniela, tengo 28 años y soy estudiante del programa de auxiliar de enfermería de San José Obrero.

Hola Daniela, mi nombre es Paulina, tengo 20 años y soy egresada del mismo programa. Me emociona mucho estar aquí contigo porque me veo reflejada en ti, hace unos años estaba exactamente en tu lugar.

Gracias por estar aquí, Paulina. Para mí es un honor conocerte y ver en qué te has convertido. Cuéntame, ¿Cómo ha sido tu experiencia profesional como auxiliar de enfermería?

Cuando recién salí del colegio, no tenía claro qué quería estudiar. Pero siempre he pensado que estudiar es la mejor forma de salir adelante. Se presentó esta oportunidad y tomé la decisión. Ha sido una decisión maravillosa porque yo siempre digo que ser auxiliar de enfermería me salvó.
Venía de una situación muy difícil durante la pandemia, y realmente entrar aquí a estudiar me abrió muchas puertas, muchas oportunidades. Me cambió completamente como persona.

Tu historia resuena mucho con la mía. Esta oportunidad llegó a mi vida como un soplo de esperanza. La enfermería siempre fue mi sueño, pero por el tema económico no había tenido la oportunidad de estudiarlo antes.
Saber que hay personas que construyen y sueñan en conjunto con mujeres como nosotras, que somos madres y que creíamos que nuestros sueños profesionales iban a quedar atrás… eso me llena de esperanza. Mis expectativas han sido muy altas, pero verte aquí hoy me tranquiliza y me confirma que fue la mejor decisión.
Los momentos más difíciles forjan el carácter


¿Cuál fue el día más difícil que viviste durante la formación?

El momento más impactante fue cuando fuimos a hacer prácticas en un geriátrico. Allí vi que no en todos los lugares tienen esa vocación, esa empatía con el paciente que nos inculcan aquí desde el primer día. El trato que recibían los adultos mayores era completamente diferente al que aprendemos aquí.
Fue duro, pero me ayudó a entender que desde mi ejemplo puedo demostrar que como profesional se puede hacer diferente.

Creo que la manera de superarlo ha sido precisamente eso: demostrarnos que sí se puede hacer diferente. El referente que tenemos sobre tu desempeño y el de otras muchas compañeras ha sido inspirador.
El primer día: cuando el uniforme se convierte en símbolo


Cuéntame sobre tu primer día de trabajo. ¿Cómo te sentiste con el uniforme cuando ya estabas en el campo laboral?

Fue muy enriquecedor. Sentí mucho empoderamiento al ponerme mi uniforme de enfermería, sentí mucho orgullo por mí, por mi formación. Ese día fui muy feliz porque ya era una responsabilidad completa para mí.

¿Cómo cambió tu vida y la de tu familia?

Mi vida cambió completamente. La enfermería me ha vuelto una persona muy disciplinada y empática. He podido ayudar mucho a la gente que me rodea gracias a los conocimientos que adquirí, no solo profesionalmente sino también en mi comunidad.
El efecto multiplicador: inspirando a otras mujeres


¿Tienes alguna historia sobre cómo has inspirado a alguien más?

Sí, tengo una amiga mayor que yo, que ya es mamá. Desde que me vio estudiar enfermería me miraba con anhelo, porque me decía que cuando tenía mi edad siempre quiso estudiar esto, pero nunca pudo hacerlo. Fue mamá, se dedicó a su hogar y no tuvo las oportunidades.
Yo todo el tiempo la impulsaba, le decía que en esta institución apoyan muchísimo a las mujeres. La inspiré tanto que ahora también está culminando su etapa práctica.

Creo saber de quién hablas y me siento muy orgullosa. Al final, de eso se trata: de recordar que somos una sociedad que se complementa. Gracias a esta institución no solo nos hemos formado como profesionales sino también como personas.
Mirando hacia el futuro con esperanza


Después de escuchar todo esto, ¿Cómo te ves cuando termines el programa?

Me siento llena de expectativas positivas. Tengo todas las herramientas tanto educativas como morales. He encontrado las razones por las que elegí ser auxiliar de enfermería: hacer las cosas diferente, demostrar que se puede trabajar con amor, con servicio y con educación.
Me veo incluso viajando, compartiendo todo lo que me dieron aquí tanto a nivel social como comunitario. Sé que podemos conseguir cosas muy grandes.

Te aseguro que no te vas a arrepentir. Aquí brindan una educación integral de calidad.
Un mensaje para otras mujeres que sueñan


¿Qué mensaje les dejarías a las mujeres que están dudando en inscribirse a este programa?

Vale la pena soñar, vale la pena intentarlo y hacer que funcione. Todo conlleva un esfuerzo, una visión clara, y trabajar día a día por eso. Vas a encontrar momentos en los que sientas que no eres capaz, pero cuando la meta está clara, no importa la piedra que se atraviese en el camino.
Todos los que estamos buscando una oportunidad es porque nos la merecemos. Si el universo ha conspirado para que esto se haga realidad, es porque tanto nosotras como las instituciones que lo han hecho posible se lo merecen.
“Este proyecto de Formación en auxiliar de enfermería en Medellín ha sido posible, en el curso 2024 – 2025, gracias a la colaboración entre Taller de Solidaridad, a la Institución Técnica San José Obrero, donantes particulares y el Ayuntamiento de Linares. Transformando vidas en las comunas más vulnerables de Medellín.”

¡Gracias por vuestra confianza, por construir con nosotras un futuro mejor!
