8 de septiembre, Día de las y los cooperantes
Colaboración y cooperación se utilizan muchas veces de manera indistinta en el argot de las ONG; sin embargo, si atendemos a su etimología, existe una diferencia esencial entre ambos conceptos, y esto es lo que marca la diferencia de las ONG que nos autodenominamos “de Desarrollo” -ONGD-. Se trata de la manera en la que miramos el tipo de relación que se establece entre las personas, la mayoría de las veces con diferentes nacionalidades, culturas y contextos vitales, para llevar a cabo el objetivo común de todas: conseguir la mejora de las condiciones de vida de personas y colectivos que, por diferentes circunstancias, enfrentan situaciones de empobrecimiento en cualquier lugar del mundo.
En la “Cooperación” se pone en juego la solidaridad y la ayuda mutua, teniendo como respaldo relaciones de confianza, afectivas. En cambio, la “Colaboración” implica trabajar con otra u otras personas para la realización de un trabajo, una conjunción de aportaciones de un equipo de trabajo, pero no necesariamente a través de esos componentes de “ayuda” o “apoyo”.
Y desde este enfoque fundamental, en Taller de Solidaridad consideramos, reconocemos y celebramos el aporte de los y las cooperantes en un día como hoy. Y lo hacemos con una entrevista a Begoña de Elías Portela, Técnica de Cooperación de TdS expatriada como cooperante en Perú desde el pasado mes de junio.
Bego, como la conocemos en TdS, llegó a la Fundación hace cinco años a través de un programa de prácticas. Una vez finalizadas estas se formó para vivir una experiencia de voluntariado internacional que la llevó hasta la Amazonía peruana por un año y medio. Y, a su vuelta, se integró en el equipo de técnicas de cooperación internacional en nuestra sede. Ahora hace nuevamente el camino de vuelta y ha emprendido un nuevo viaje que la llevará a estar al menos dos años en Cusco, apoyando y acompañando los proyectos y programas que desarrollamos, tanto en Perú como en Bolivia.
Esta iniciativa nace de la necesidad expresada por las diferentes instituciones con las que cooperamos en otros países y busca lograr una mayor eficiencia y eficacia en las labores de gestión y ejecución de los proyectos compartidos. Pero sobre todo buscamos acompañar y aproximar el trabajo común con el objetivo de fortalecer a las entidades implicadas y mejorar y consolidar nuestra relación.
Conozcamos un poco más el trabajo de Bego y su papel en Perú
¿Qué te movió a dedicarte a la cooperación?
Cuando terminé Antropología no sabía bien a que quería aplicarla, tratando de conocer las diferentes opciones que me llamaban la atención, me fui unos meses de voluntaria a Nueva Delhi, India. Fue durante esta experiencia cuando vi la aplicabilidad de lo que había estudiado al campo de la cooperación, y decidí que no se trataba solo de trabajar para conseguir un salario, sino que quería aportar, contribuir con mi trabajo a construir una realidad más justa e igualitaria.
¿Cuáles son los pros y los contras del trabajo en otros países?
Lo mejor de todo es conocer otras realidades y a otras personas, conocer otras formas de pensar y entender el mundo, otras formas de ser que te animan a cuestionarte. El trabajo fuera es un constante aprendizaje que te hace cuestionarte tu realidad y tu privilegio.
Lo malo del trabajo fuera es la distancia, la distancia que te separa de tu familia, tus amigos, amigas y compañeras de trabajo… por suerte en esta época el mundo está mucho más conectado y en cualquier momento puedo verlos a través de la pantalla.
A grandes rasgos, ¿Cómo es el país en el que estás? ¿Qué es lo que más te ha llamado la atención?
Perú es un país multicultural, en el que viven cincuenta y cinco pueblos indígenas y se hablan cuarenta y ocho lenguas originarias, con diversos ecosistemas, entre los que se encuentran la Amazonía y los Andes. Es un país rico en biodiversidad, recursos y conocimientos ancestrales, pero muy desigual en términos económicos. Este año, después de la pandemia, el 30% de la población vive en situación de pobreza.
Háblanos de los proyectos en los que estás trabajando
Estoy acompañando varios proyectos que apoya TdS en Perú y Bolivia. En Perú, acabamos de arrancar junto al CCAIJO un proyecto de promoción de soberanía alimentaria y medios de vida de campesinos y campesinas dedicados a la crianza de cuyes en la provincia de Quispicanqui, Departamento de Cusco. Cerca de Quispicanchi, en Checacupe, trabajamos junto a las SSJ para prevenir la violencia de género y dar atención legal y psicológica a mujeres supervivientes de violencia, y en Urcos apoyamos el CETPRO, gestionado por las SSJ, donde jóvenes pueden acceder a formación profesional y técnica. A la vez, también estoy acompañando dos proyectos en Cochabamba, Bolivia. Allí, en Ushpa Ushpa las SSJ brindan formación básica y técnica a mujeres indígenas migrantes y les dan acceso a micro financiación para la puesta en marcha de sus emprendimientos. Y desde 2021, en la zona de Kami, junto a las SSJ, hemos puesto en marcha un proyecto de prevención de violencia que poco a poco está cogiendo forma.
¿Por qué con Taller de Solidaridad?
Junto a Taller de Solidaridad llevo creciendo y aprendiendo más de 5 años, al lado de un equipo comprometido con lo que hace y con valores propios. Tenía ganas de volver a trabajar en terreno, y en esta ocasión tengo la oportunidad de seguir creciendo con TdS y trabajando con mis compañeras a distancia. La verdad es que no se me ocurre una mejor opción.
A pesar de la distancia, ¿sientes que eres parte de Taller de Solidaridad?
Totalmente, diría que ahora soy una de las manos de Taller pero al otro lado del océano.
Mucha gente tiene una idea muy romántica de la cooperación y de la vida de los cooperantes, ¿Qué tienes que decir a eso?
Ser cooperante es un trabajo más, en mi caso tengo la suerte de dedicarme a lo que me gusta. Y obviamente tiene cosas muy gratificantes, por algo estoy aquí jejeje pero no todo es de color de rosas, hay momentos y realidades muy duras, echas de menos a mucha gente y puedes llegar a sentirte un poco sola y alejada. Pero me quedo con la parte buena y trato de disfrutar de todo lo que hago.
Realmente, ¿la cooperación funciona?
Esta es una pregunta un poco compleja. Desde mi punto de vista, si viviéramos en un mundo donde los estados cumplieran sus obligaciones, es decir, fueran garantes de derechos de toda su ciudadanía, la cooperación no tendría que existir. Por desgracia esto no es así, es por ello por lo que creo en la cooperación, pero en una cooperación que nazca de las propias personas, que acompañe y promueva, no que imponga, que empodere y genere capacidades para que cada persona cuente con la oportunidad de vivir una vida digna.
¿Te alegras de haberte decantado por esta opción?
Si, la verdad que me apetecía, ya estuve un tiempo coordinando un proyecto en la Amazonía peruana, y ya llevaba un par de años en Madrid acompañando los proyectos a distancia, quería probar en un puesto así, que me permite acompañar los proyectos de primera mano y seguir trabajando con mi equipo.