Del mar a la sierra
Tantas emociones, miedos, novedades, olores y sabores nuevos se mezclan en nosotras que ni el cuerpo sabe cómo reaccionar. El aeropuerto de Lima parece una locura de gente de acá para allá buscando vender algo: retrasos, llamadas, cambios,…y llegamos a Cusco donde nos recogen para llevarnos por una pequeña carretera hasta Urcos.
El coche corre entre un tráfico de locos y el silencio de todos los pasajeros: nosotras apenas respiramos con los ojos como platos al comenzar a descubrir las figuras de mujeres andando con su hijo a las espaldas y sus sombreros anchos. Cristina también calla dejándonos quizá espacio para que asimilemos tanto nuevo.
Al llegar a casa, un caldo, un mate de coca y a dormir. La altura juega malas pasadas. No sólo dormí el domingo sino gran parte del lunes.
Comienza el martes con la acogida generosa de los profesores y niños del colegio. Cientos de miradas se nos asoman con curiosidad, sonrisas, besos e innumerables saludos nos hacen sentirnos protagonistas de una historia que no se si merecemos.
Nos sorprende la buena organización del centro, la importancia del reconocimiento del alumno y su problemática como eje del día a día. De nosotras esperan todo tipo de conocimientos de didactica, metodologia, trabajo cooperativo, bullyng, talentos, orientación vocacional,… ¡cuanta responsabilidad para nosotras!
Por la tarde al CETPRO, aquí la hermana Lili realiza una gran labor de formación de grupos de gastronomía y corte y confección pero sobretodo una gran labor de empoderamiento en personas que comienzan a dirigir sus vidas, a tomar nuevas decisiones que le devuelvan la autoestima y la dignidad que alguna vez sintieron perdidas. Aquí nos proponen un nuevo reto al que Lili llama “proyecto de vidas”.
Estrella Garcia
Urcos – Perú
18-8-2016