La andadura chilena continúa
Un poco más aclimatados a este invierno chileno, que es capaz de regalarnos tanto días gélidos como días primaverales, hemos ido descubriendo algunas de las distintas partes de la obra.
Los martes y jueves, en la mañana, están las clases de “nivelación”. Acuden al centro mujeres, de las que muchas dejaron la educación para poder dedicarse a sus hijos, con el fin de sacarse la educación media (secundaria y bachillerato). Pudimos tener el testimonio de algunas de ellas. Nos explicaron que se trata de una gran oportunidad, ya no sólo para abrírsele una puerta laboral muy importante, sino también para darse valor como mujeres, es decir, sentirse capaces de mejorar cada día y aprender a quererse un poquito más.
Como intentamos exprimir al máximo el tiempo y realizar “harto” de tareas, como dirían los chilenos, esperamos poder conversar con más tranquilidad y poder ampliar más adelante con detalle las distintas opiniones.
Esta semana hemos comenzado las visitas a las poblaciones, los barrios más vulnerables de Colina. El objetivo es tener un acercamiento a la realidad y un acompañamiento continuo a los niños y a las familias. Es verdad que ciertas poblaciones carecen de un brillo muy necesario para la infancia y adolescencia. Sin embargo, la esperanza también asoma en la cara de las familias cuando nos reciben en sus casas, abriéndonos su realidad con naturalidad, acogida y ofreciendo lo que son sin máscaras ni tapujos, mostrándonos delante de nuestros ojos la dignidad del ser humano sin adornos económicos.
El miércoles pasado tuvimos la suerte de asistir a un operativo “puerta a puerta” en Colina, donde distintos colectivos, entre ellos el centro Bonifacia Rodríguez, el ayuntamiento de Colina, distintos organismos del gobierno de Chile, la policía, etc. se reunieron para promover y profundizar en cómo afrontar los problemas principales de alcohol, drogas y violencia en las distintas poblaciones. Para ello, trabajan en red con la municipalidad y otros organismos enfocado desde la prevención con el siguiente lema “engánchate con la prevención”. Todos los profesionales que estábamos allí fuimos casa por casa de una población de Colina, explicando qué opciones ofrecen distintos programas para poder afrontar la problemática de las familias.
Para nosotros, fue una experiencia positiva y enriquecedora poder escuchar las dificultades del día a día de cada persona. Además, de ver cómo distintos profesionales de distinta índole son capaces de trabajar en equipo buscando soluciones a problemáticas tan complicadas.
Es verdad que la palabra impotencia nos vino en algún momento a la cabeza, pues es tal el aluvión de problemas, que uno no sabría por donde empezar. Sin embargo, la energía positiva de las personas que participaron, entre ellas vecinos de la zona, junto con su motivación y ganas por hacer cambiar las cosas, hicieron que la palabra esperanza se sobrescribiera en nuestras cabezas, al finalizar la jornada.
Nuria y Raúl / Chile 2014