La formación más poderosa comienza en el hogar y continúa en las aulas 

“Estudiar en el CETPRO me cambió la vida y me dio un futuro que mis padres siempre habían soñado para mí. Mi familia ha sido mi mayor motivación. Siempre han estado ahí para apoyarme”. – Yesica Uturunco estudió repostería en el CETPRO San José de Urcos, un proyecto de las Siervas de San José que apoyamos desde Taller de Solidaridad. 

Mis raíces 

Mi nombre es Yesica Uturunco Uturunco. Me describo como una persona muy sensible y a la vez valiente. Desde que tengo uso de razón apoyé a mis papás para poder salir adelante. Crecí en una familia muy humilde y trabajadora que nunca se rindió para tener lo básico y mejorar en la vida.   

Vivimos desde siempre (mis 22 años de vida) en una comunidad donde la mayoría de la población se dedica a la fabricación artesanal de tejas, un oficio exigente y de mucho esfuerzo físico. Valoro haber podido tener esta experiencia que día a día nos enseñó a tener que trabajar duro para conseguir lo que quieres. 

Un bonito recuerdo que guardo es el salir del colegio, cambiarme de ropa y correr al trabajo de mis padres para ayudarles. Luego volver a casa, apoyar en las tareas del hogar, hacer mis deberes escolares y descansar. Era agotador, pero al compartirlo con ellos, todo tenía sentido y lo recuerdo con cariño. 

Mi camino de aprendizaje 

Recuerdo que mis papás siempre querían lo mejor para mí. Me decían: “Debes ser mejor que nosotros”, “Debes estudiar y ser alguien en la vida”, “Nunca te rindas, estudia mucho”. Escuchar todas estas frases día tras día hizo que yo jamás me rindiera.  

Al terminar el colegio empecé a estudiar Administración en un instituto. Ayudaba a mis padres para conseguir el dinero y pagarlo, pero nos llegó la pandemia y me detuve con muchísima pena, porque ya no me alcanzaba la plata para poder continuar los estudios.   

Un día escuché en la radio sobre el CETPRO San José de Urcos y decidí conocerlo. Me encantó el espacio, la motivación que transmitía la hermana Liliana, y me lancé al reto de estudiar repostería. Fue un sacrificio enorme, pero valió completamente la pena. 

En el CETPRO aprendí mucho más que pastelería, aprendí a no rendirme y a pulir mis valores. Agradezco todo ello a la hermana Lili y también a mi docente Chef. Richard Sarmiento Huillca, que tanto me ha enseñado.   

El arte y la repostería en mi vida  

Amo el arte, aunque no sea perfecta, ¡me encanta! Desde niña cualquier área lo relaciono con el arte. Me hubiese gustado estudiar artes plásticas en la escuela de Bellas Artes, que hoy en mi región es un grado universitario. Pero la realidad económica de mi familia no me permitía hacerlo.  

Cuando estudié repostería y empecé a decorar pasteles, no tenía ni idea de cómo hacerlo, pero mientras atravesaba esos retos, descubrí que podía expresar mi creatividad. Ahí descubrí también que podía modelar figuras con fondant y sentí que me gustaba esa área. Ahora que decoro tortas en mi trabajo, siento que me relaja, que me hace bien hacer lo que a mí me gusta, lo veo como una oportunidad de expresar el arte a través de la pastelería.   

Pero sé que puedo mejorar aún más, quiero seguir aprendiendo y creciendo. Me gustaría estar en una universidad de arte (Bellas Artes) y la universidad de pastelería (Le Cordon Bleu), y fusionar estas carreras: me emociona con locura, pero sí, el arte es una locura.  

Mi familia y el impacto en mi futuro 

Mi familia siempre fue mi mayor motivación, ellos siempre estuvieron ahí apoyándome con los pasajes, la alimentación, la vestimenta y con un techo en casa, económicamente para pagar matrículas y mensualidades en un principio.  

Mi hermana tuvo muchos problemas de salud desde bebé,  pero hoy puedo decir que es una niña muy valiente, soñadora y amable.  Siempre le hablé sobre lo que cuesta la vida para poder conseguir lo que queremos. La vi cómo crecía haciéndole ropa a sus muñecas, así que cuando entró a secundaria a los 12 años, le animé a estudiar en el CETPRO San José, donde ya ha terminado su carrera técnica de costura. Sé que no se detendrá y seguirá con sus estudios después de salir del colegio.  

Yo también sigo soñando. Quiero viajar a Francia, aprender en los lugares donde nació la alta pastelería, ir a la universidad Le Cordon Bleu (aunque sé que es muy costoso, pero no lo descarto) y como plan b estudiar arte en la universidad de Bellas Artes. Quiero traer esos conocimientos al Perú, a Cusco, y emprender con pasteles modernos y personalizados, como los que aún no vemos por aquí. 

Las oportunidades que me ha dado el  CETPRO  

Para mí llegar al CETPRO significó mucho, ya que encontré una oportunidad de superación y una familia entre mis compañeras, la directora y las hermanas Siervas de San José, además de los docentes, que siempre estuvieron motivando y acompañándome en todo el proceso de estudio.   

No sé si solo es en Perú, pero mucha población aquí piensa que estudiar una carrera técnica no tiene mucho valor. Piensan que es igual a nada, que no encontrarán oportunidades, hasta piensan que los discriminarán, porque a veces escuchamos: “solo es una pastelera, yo soy médico”.  

Pero, personalmente, no pienso igual; al contrario, creo que una carrera técnica hoy en día te brinda más oportunidades para poder trabajar, y aún más para los jóvenes que salimos del colegio y muchos no sabemos exactamente qué queremos. Más aún, si no ingresamos a la universidad y, peor todavía, si no contamos en nuestra familia con una gran economía para pagar una universidad particular.  

Veo una carrera técnica como un primer paso para seguir adelante, como una oportunidad para descubrir lo que quieres en tu vida. Porque puede que ahí esté tu talento, tu mayor anhelo. Creo que con mi testimonio doy un ejemplo, aunque no para todos tiene que ser así. Estudiar pastelería me permitió trabajar y ayudar a pagar y terminar mis estudios en Administración. 

Valoremos las carreras técnicas 

Para aquellas personas que creen que una carrera técnica no vale mucho, les diría que están equivocados, porque cada persona nace con un talento. Por ende, no todos pueden ser abogadas, médicas, economistas o ingenieras (que catalogan como mejores carreras), podemos ser pasteleras, chefs, diseñadoras de moda, carpinteras, pintoras, cosmetólogas o jardineras (que se conocen como algo bajo) y eso no nos hace menos ni más, somos seres humanos con talentos distintos. Así, un médico o ingeniero a lo mejor no podrá hacer ni entenderá lo que hacen un chef o una pastelera y viceversa, y terminamos siendo igual de valiosos e importantes.  

Les pediría a esas personas que no sean egoístas o superficiales y apoyen el talento, el sueño y el deseo de cada persona, porque muchas veces aquellos comentarios hacen que muchos estudien esas “mejores carreras” que no les gustan, andan insatisfechos, estresados, muchos las dejan a medias y terminan peor: sin estudios después de un esfuerzo económico que queda en nada.  

Valorarnos a nosotras mismas 

Y para aquellas chicas que sienten que llegaron hasta ahí, que ya no pueden más, que no tienen apoyo moral ni económico, que ya no podrán estudiar y se sienten solas, les diría: “chicas no se rindan”, que estas excusas que llamamos razones no nos detengan, solo den ese primer paso, que a lo mejor será difícil incluso un sacrificio, pero estoy segura de que valdrá totalmente la pena. Persigan sus sueños y aprovechen su talento y su don para estudiar lo que ustedes deseen y quieran, siéntanse capaces porque lo son y pueden cumplir cada meta y todo lo que se propongan.  

Mi futuro 

Yo misma espero en unos cinco años poder cumplir mis sueños: viajar, conocer y aprender más sobre la pastelería, terminando a la misma vez una carrera en aquella universidad que anhelo estar, y de no ser así, emprender y tener mi propia pastelería. A medio plazo, me veo triunfando sin rendirme como lo he hecho hasta ahora.   

Mi agradecimiento 

Quiero dar las gracias a Dios, a mis padres y amistades, a la primera persona que me compró un pastel. A mi mamá que reunía para mis pasajes, a mi papá por hacerme mi primer mandil y mis primeras bolsas para llevar mis materiales, a mi hermana por ser la consumidora número uno de mis pasteles y decirme siempre que me quedan súper bien. ¡Gracias por motivarme y por vuestras palabras de aliento!

Gracias a aquellas personas e instituciones que apoyan al CETPRO SAN JOSE DE URCOS, como Integral Solidario, porque gracias a ellos, muchas señoritas, señoras jóvenes y caballeros podemos aprender estas carreras técnicas que nos abren muchas puertas, ya sea a un trabajo o a nuestro propio emprendimiento.  

Gracias a todo el equipo del CETPRO y a las hermanas Siervas de San José por su gran apoyo, por hacer lo posible para que tengamos los mejores materiales y equipos para aprender, por su entusiasmo en su labor.  

No me cansaré de estar agradecida incluso conmigo misma, gracias a todo y todos hoy puedo trabajar de lo que estudié y en lo que me gusta, apoyar en casa y a mi familia.