La seguridad alimentaria para la sociedad guatemalteca no es un problema más, es uno de los grandes retos a los que se enfrenta su población. Esto lo hemos podido comprobar desde TDS a lo largo de los dos años que llevamos trabajando en municipios como Raxruhá con mujeres indígenas mayas Q´eqchís de las comunidades de San Isidro, Volcancito y Pecajchoc. Comunidades en las que la desnutrición crónica en la infancia llega a niveles del 61,2%.
Junto a la ONG Treball Solidari, hemos puesto en marcha el proyecto Mujeres trabajando por la seguridad alimentaria y nutricional y por el desarrollo social con equidad de género en el Municipio de Raxruhá. Un proyecto liderado por la ONG guatemalteca Loq’ Laj Ch’och’ (Sagrada Tierra) que ha contado con el apoyo de la Generalitat Valenciana.
La participación como herramienta de transformación
Comenzamos en proyecto conociendo las condiciones de las familias de estas comunidades a través de treinta procesos de diagnóstico participativos. Estos procesos nos han permitido identificar los temas a tratar, que se han visto reflejados en más de veinte formaciones orientadas al conocimiento de técnicas agroecológicas y de elaboración de abonos e insecticidas orgánicos generados con el uso de materiales locales. Además, nos han permitido identificar los potenciales de las familias y analizar sus alternativas productivas y alimenticias para proponer soluciones que respondan a sus necesidades.
Ciento cincuenta familias han creado sus huertos para la producción de alimentos de autoconsumo gracias al acompañamiento de asistencia técnica agroecológica y a la dotación de herramientas de labranza e insumos. Además, estas familias han podido intercambiar especies y semillas criollas a través de cuatro encuentros.
Las mujeres que han participado en estas actividades han valorado la oportunidad que se les ha dado para acercarse y tener espacios de convivencia entre ellas y la posibilidad de recuperar las costumbres de sus mayores. Costumbres como el tradicional trueque que pone de manifiesto el valor de la vida sobre el valor del dinero.
Se trata de mujeres luchadoras que a través de este proyecto están promoviendo sistemas de producciones más sostenibles para que sus familias tengan una mayor acceso y disponibilidad de alimentos. Y lo hacen mejorando las prácticas de agricultura y pesca respetando sus costumbres ancestrales.
Otro de los grandes problemas que identificamos en las consultas es la precariedad en las condiciones de saneamiento básico y su impacto en la calidad del agua. Para atajar dicho problema hemos instalado ciento veintisiete letrinas de fibra de vidrio de caseta en los domicilios familiares y en dos escuelas y se han entregado ciento cincuenta y tres filtros purificadores de agua que contribuyen al consumo de agua limpia, purificada y fresca.
Doscientas mujeres formadas en liderazgo local y educación cívica
Un aspecto importante en este proyecto ha sido el empoderamiento de las doscientas mujeres que han participado en las formaciones sobre fortalecimiento en liderazgo local y educación cívica. Con estas formaciones buscamos: que sean ellas las que incidan en sus comunidades en pro de sus derechos; que tengan una mayor participación en los espacios de decisión política, económica y pública y que haya una mayor responsabilidad compartida en el hogar y la familia.
De hecho, treinta mujeres lideresas han preparado y presentado peticiones escritas ante las autoridades municipales, para que de manera inmediata se logren visitas de las delegadas de la Dirección Municipal de la Mujer y Autoridades Municipales. Una iniciativa que ha obtenido respuesta a través de las charlas que se han impartido a la juventud (mujeres y hombres adolescentes) para tratar de reducir problemas tan acuciantes como los actos de violencia, la drogadicción y los embarazos prematuros.
Las mujeres consideradas como multiplicadoras de conocimiento
El papel de las mujeres se ha visto fortalecido, ahora son valoradas como promotoras locales y han sido consideradas a nivel municipal como multiplicadoras de conocimiento. La contribución que están realizando en la comunidad es muy valorada ante la Mesa Técnica de la Mujer a nivel municipal. Estas mujeres se están convirtiendo en motores de su comunidad; su trabajo, esfuerzo e implicación en distintas iniciativas está generando verdaderos cambios para mejorar la vida de sus familias, de sus comunidades y de la propia sociedad guatemalteca.
La cooperación y la sensibilización, un camino para el cambio
Este camino de empoderamiento de las mujeres es de largo recorrido, no solo en Guatemala, sino en todos aquellos países que día a día luchan y trabajan por su seguridad alimentaria. Pero también es un largo camino de sensibilización en aquellos otros lugares que desconocen la realidad de inseguridad alimentaria a la que se enfrentan millones de personas en el mundo.
Por eso en Taller de Solidaridad buscamos contribuir a formar una sociedad comprometida con la igualdad y la justicia social a través de iniciativas de Educación para la Ciudadanía Global. Y lo hacemos con proyectos educativos como “Questionate”, o con charlas sobre la realidad de las mujeres rurales de Guatemala y de la Comunidad Valenciana y sobre su papel en la mejora de la alimentación. Charlas como la que tuvimos con el alumnado del Colegio Sagrada Familia de Alicante.
Con sociedades concienciadas y comprometidas con el derecho a una alimentación variada, saludable y sostenible conseguiremos que la soberanía alimentaria se convierta en una realidad para las mujeres guatemaltecas. Para ello, trabajamos y seguiremos trabajando desde TDS.