Llega el momento de volver, de hacer balance de cuatro intensas semanas de trabajo y vivencias. He disfrutado cada día, exprimido cada segundo y dado lo máximo de mí. Tengo que decir adiós a una realidad que por momentos me generó frustración por no poder hacer más, por comprobar con mis propios ojos lo mal repartido que está el mundo, pero que a la vez me ha permitido crecer y desarrollarme como persona. Una realidad que me ha sacudido mental, física y emocionalmente.
No es fácil adaptarse a una vida tan dura, con tanta pobreza, cuando vienes de tenerlo todo, pero poco a poco lo conseguí, y llegué a sentirme muy bien. También tuve que lidiar con el contraste que me supuso el choque cultural, pero lo fui asimilando a medida que convivía y compartía experiencias con ellas, con esas increíbles mujeres.
Solo cuando estás aquí puedes darte cuenta de la cantidad de trabajo que hay que hacer en la Fundación y los escasos recursos de los que disponen. Hay tanta necesidad, y tan pocos medios. Harían falta tantos voluntarios…pero lo cierto es que me he sentido muy satisfecha por haber puesto mi granito de arena. Y me siento muy agradecida por todo lo que me han aportado tanto las mujeres como los niños, nada comparable a lo que yo les haya podido dar. Una experiencia así te hace crecer como persona, te convierte en alguien más fuerte y sobre todo te hace valorar tantísimas cosas…
Gracias a TDS y, sobre todo, a las hermanas Mª Carmen, Aqueda y María Luisa por acogerme con tanto cariño como lo habéis hecho, y por permitirme vivir una auténtica experiencia de vida impregnada de sonrisas en medio de tanta pobreza.
Marisol Almendro García
Julio 2023. Cochabamba Bolivia