Voluntariado en Chile. La experiencia continúa.

La llegada al sur ha sido intensa. Poco a poco nos hemos ido amoldando a la nueva casa, a la ciudad y al frío. La primera semana estuvimos solas con Josefina, una hermana de Palencia que lleva unos 50 años en Chile y que nos llenó de alegría estos días. Llegamos a Coyhaique en fin de semana por lo que aprovechamos para visitar la zona. No hace falta irse muy lejos para disfrutar de paisajes increíbles, basta con abrir la puerta de casa y unas enormes montañas nevadas nos dan los buenos días. Es espectacular, aparte de una región llena de vegetación. Ir por la carretera austral consiste en no parar de mirar a un lado y al otro, haciendo fotos y acabar mareada por las curvas, pero a todo una se acostumbra.

La primera semana trabajamos con la fundación DRACMA, que se dedica principalmente a la mujer, pero hicimos un poco de todo. Realizamos un taller con los niños del centro “Renuevo Coyhaique”, una residencia de acogida para niños (hasta 8 años) cuyas situaciones en casa son complicadas. Tuvimos el privilegio de recibir su cariño y sus sonrisas, y sin que ellos se dieran cuenta, nos dieron una gran enseñanza y unos cuantos días de reflexión. También pudimos conocer a una asociación de vecinos que ayuda a los más mayores y les permite disfrutar cada sábado de una buena comida y una agradable reunión de la cual pudimos participar y compartir con ellos alguna que otra canción acompañada de la guitarra. Agradecidas de que muchos de ellos nos contaran algunas historias de su dura y larga vida.
Estando aquí hemos ido aprendido a olvidarnos un poco de nuestros esquemas, a ser más flexibles y adaptarnos a las situaciones, ya que te pueden cambiar los planes de un día para otro. En todo momento nos ha acompañado Nai, una de las trabajadoras de DRACMA, con la que hemos podido compartir conversaciones y reflexiones llenas de ideas y puntos de vista, ella además es brasileña, por lo que también pudimos conocer a grandes rasgos un poco más de ese país.

Me gustaría recalcar el trabajo que hacen las mujeres en el taller de costura de las Siervas de San José. Donde todas son grandes profesionales del arte de la costura. Destacar lo rápido y lo bien que lo hacen, junto a la hermana Josefina, que también trabaja con ellas.

Ya hemos empezado a realizar actividades en los colegios, tanto en el Francisco Xavier Butiñá (en Coyhaique) como en el Sagrada familia (en Puerto Aysén), ambos fundados por las siervas de San José en los años 2005 y 1957 respectivamente. Los dos han estado de vacaciones hasta el día 30 de julio, aunque poco a poco todos hemos cogido ya el ritmo. Experimentamos también la despedida de Josefina de la casa, que marchaba a España de vacaciones y la llegada de Margarita y Agustina, dos hermanas que ya conocimos en Santiago, y con las que estamos pasando una agradable estancia junto a Gloria y Magdalena otras dos hermanas residentes en Colombia.

El trabajo en los colegios está siendo muy satisfactorio. Nos hemos sentido muy acogidas dentro de ambos, tanto por el personal como por el alumnado y profesorado, que están permitiendo que todo esté saliendo de una forma fluida y didáctica para todos. Tanto Lydia como yo, intentamos aportar todas las ideas y actividades que podemos; como charlas, talleres, cuenta cuentos, juegos… Tenemos la gran oportunidad de poder trabajar con chicos y chicas de edades muy variadas desde los 4 a los 18 años, además de con sus apoderados, que es como se llaman aquí a los y las tutores/as legales.

Esta experiencia está siendo un continuo aprendizaje, cada día descubrimos nuevas personas, historias y problemas que afrontar, pero creo que para nosotras serán vivencias imposibles de olvidar.

Elisa
Chile
06-08-2018

1 comentario en “Voluntariado en Chile. La experiencia continúa.”

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