Mi voluntariado en Medellín y el proyecto Emprendamos
Ahora que he atravesado el ecuador de mi estancia como voluntaria en Medellín comienzo a sospechar que mi experiencia de voluntariado empezó hace tiempo. A principios de año empezaron a surgirme inquietudes y pensamientos que no me había planteado. Necesitaba salir de mi burbuja, de mi zona de confort, encontrarme con otras realidades y vivir otras experiencias. Siempre he sabido apreciar la suerte de vida que me ha tocado, aunque he tenido que esforzarme he tenido todas las oportunidades al alcance de mi mano. He podido soñar sin límites y cumplir objetivos sin grandes adversidades, y puesto que he recibido tanto, empecé a pensar en que el momento de empezar a devolver había llegado.
Por medio de Diana, profesora en la Siervas de San José y voluntaria, conocí Taller de Solidaridad. Me contó su experiencia en el verano del 2015 en Piura, Perú, y en sus palabras descubrí la grandeza del voluntariado. Si había alguna duda en mí se disipó después de escucharla. Supe que era eso lo que quería. Ella me puso en contacto con Rafa y ahí empezaron a bajarse a la realidad todos esos pensamientos que llevaban meses rondándome.
Los dos fines de semana de formación en Madrid con el resto de voluntarios y personas de la ONG hicieron que mi entusiasmo creciera más aun. El contacto con los compañeros fue lo que más me aportó, en poco tiempo juntos conseguimos una gran conexión. Cuando Rafa me informó de que mi destino sería Medellín y que viajaría sola tuve la sensación de que en realidad mis compañeros iban a estar conmigo.
Tras muchos preparativos e infinidad de despedidas difíciles, el 27 de Julio llegué a Medellín, agotada pero cargada de ilusiones. En el aeropuerto me esperaban Ana Beatriz y parte de su familia. Desde el principio sentí que eran personas especiales, de esas que te hacen la vida tan fácil que sólo lo mejor puede surgir en el encuentro. Los cuatro días que pasé en su casa, ella y su familia me enseñaron la realidad social más amable de Medellín y lo más importante, me permitieron sentirme como en casa. Fueron días de descubrimientos, de reflexiones, de hablar de emociones y sensaciones.
Después de esos días de primera toma de contacto, llegué a la casa de las Siervas en el Popular 2, un barrio desfavorecido en la Comuna 2. Fueron también a recibirme hermanas de la Casa Central y del Playón. La bienvenida me emocionó, me sentí querida y arropada por todas ellas. Con anterioridad no había tenido contacto con las Siervas y los 10 días que llevo viviendo junto a ellas me han mostrado un lado que desconocía de la vida religiosa, su Carisma. La generosidad de todas ellas no tiene límites y su entrega a los más vulnerables es total.
El proyecto emprendamos
Mi trabajo en la Institución de Formación Profesional que dirigen las Siervas en el Playón y en Popular 2 se centra en colaborar en el Proyecto Emprendamos, una iniciativa que ayuda a los alumnos que terminan la formación profesional a que encuentren en el emprendimiento una salida laboral, facilitándoles toda la formación que necesitan (contabilidad, solución de conflictos, atención al público, gestión de marca, publicidad etc.) y una vez finalizada ésta, dándoles la opción de recibir un microcrédito con el que ayudarles a poner en marcha el proyecto en el que han trabajado durante la primera fase.
En el Proyecto Emprendamos 1 fueron 23 alumnos los beneficiarios de la formación y el microcrédito. Durante estos días estoy visitándolos en sus negocios, conociendo su realidad. El impacto que ha tenido en sus vidas el haber participado en el Proyecto Emprendamos es incalculable. La vida de sus familias ha dado un giro completo, el Programa ha ido más allá de los alumnos, ha afectado positivamente a todo su alrededor. Durante las visitas puedo percibir cómo ha crecido en ellos la esperanza que habían perdido por las circunstancias complicadas que han tenido que travesar. El recibir una pequeña oportunidad se ha convertido en una salida, en la luz al final de túnel, para estas familias y sus allegados.
Cada vez que escucho sus historias, llenas de adversidades y superaciones, recobra para mí un nuevo sentido el Proyecto Emprendamos, es ver crecer un árbol que ha salido de una pequeña semilla que plantaron con mucho cariño y dedicación las responsables del Proyecto, Marisa y Ana Beatriz.
La otra parte de mi colaboración durante el voluntariado se centra en la ayuda para la selección de alumnos para el Proyecto Emprendamos 2. Para ello, estoy recorriendo las aulas de los Módulos de Formación Profesional que ofrece la Institución, informando sobre el Proyecto a los alumnos y teniendo posteriormente entrevistas personales con los interesados. El contacto directo con ellos me ha dado la oportunidad conocer cómo es su vida en estos momentos. La mayoría de ellos, aunque muy jóvenes, tienen varios hijos y en su lucha por buscar una salida y un futuro mejor han optado por aprender un oficio. Durante las entrevistas todos se muestran ilusionados, algunos incluso llegan a emocionarse al imaginar la idea de tener su propio negocio. El participar en el Proyecto les abre las puertas a cumplir un sueño que en la mayoría de los casos habían desechado por creer inalcanzable.
El Proyecto Emprendamos no es una formación ni un microcrédito sin más, es dar una oportunidad a una persona para cambiar muchas vidas. Todo alrededor de los emprendedores resuena con la oportunidad que se les facilita desde el Proyecto. Es el efecto mariposa: “El aleteo de de las alas de una mariposa se puede sentir al otro lado del mundo”. Esta es la esencia del Proyecto Emprendamos.
No puedo acabar esta entrada sin dedicarle a Beatriz mis mejores palabras. Desde que la conocí en la casa de El Popular 2 su ternura, amabilidad, sabiduría y cariño me acompañan y hacen aun más especial esta experiencia. Y por supuesto a todas las Siervas y personas que trabajan en la Institución, que cada día me cuidan y se preocupan de mí a pesar de todas sus obligaciones.
Ana Isabel
Medellín – Colombia
26-08-2016