En un mundo donde las voces y las luchas de las mujeres rurales permanecen muchas veces silenciadas, encontrar aliados masculinos que comprendan y visibilicen su trabajo es especialmente valioso. Williams Rivera Auccaille es uno de los fotógrafos locales que ha dado vida a nuestra exposición Enredadas en el Cambio. A través de su objetivo nos hemos acercado a la historia de la emprendedora María Elena Condori, participante de una de las iniciativas de emprendimiento y desarrollo local que apoyamos en la sierra andina peruana.
Su enfoque va más allá de la simple documentación: busca transformar la percepción social sobre el rol de las mujeres en el desarrollo rural, convirtiendo cada uno de sus trabajos en un testimonio de resistencia, esperanza y transformación social. Una sensibilidad que desarrolla también en su labor como técnico de CCAIJO, una de nuestras socias locales en Perú.
El impacto transformador de los proyectos de desarrollo local
¿Cuál fue tu papel en la iniciativa de desarrollo local y sostenible en Cusco en la que participaba María Elena Condori?
Mi papel fue el de un narrador visual que buscaba capturar la esencia y la fortaleza de María Elena, que día a día transforma su entorno con sus manos y corazón. Intenté plasmar no solo sus actividades, sino también sus esperanzas, sus luchas y la belleza inherente en su trabajo cotidiano.
¿Cómo están influyendo estas iniciativas de emprendimiento en las mujeres rurales de la sierra andina?
Estas iniciativas están teniendo un impacto profundo en la comunidad. Al ver sus historias y su esfuerzo reflejados en imágenes, las mujeres han comenzado a reconocerse a sí mismas como agentes de cambio. Se están empoderando y han pasado de ver su trabajo como una tarea diaria más a entenderlo como una contribución esencial para el bienestar de sus familias y su comunidad.
¿Qué transformaciones has observado en las vidas de estas mujeres?
Las mujeres han ganado confianza en sí mismas, asumiendo roles más activos y de liderazgo dentro de sus familias. El trabajo que realizan, como la crianza de cuyes, ya no es visto como una simple tarea doméstica, sino como una fuente vital de ingresos que está mejorando la calidad de vida de sus familias y cambiando paradigmas dentro de la comunidad.
El proceso creativo: capturando historias de resistencia
¿Cómo fue el proceso de fotografiar a María Elena?
El proceso comenzó con una conversación en el HALLPAYKUSUNCHIS (en la cosmovisión andina es un momento para compartir y conversar), que sirvió para familiarizarnos. Mientras ella me contaba su historia, nos fuimos adentrando en su mundo. Cuando llegó la hora de sus actividades, decidí acompañarla y, como un niño que ayuda a su mamá, me sumé a sus tareas, siempre presente para ayudar, pero también observador, aprendiendo con el ejemplo.
¿Qué buscabas transmitir a través de tus fotografías?
Buscaba transmitir la fuerza, la dignidad y la resiliencia de María Elena. Mi intención era capturar la belleza de su vida cotidiana, la dedicación en cada gesto, y la esperanza que alimenta con cada esfuerzo. Quería que quienes vieran las fotografías sintieran la misma admiración y respeto que yo sentí al conocerla.
¿Tienes alguna historia especial que te gustaría compartir?
Una historia que siempre recordaré es la de María Elena y su esposo. Al principio, él trabajaba en la ciudad y no apostaba mucho por el trabajo con cuyes que María Elena había comenzado. Para él, criar cuyes parecía una actividad pequeña, sin potencial económico. Pero María Elena, con su determinación, decidió demostrar lo contrario.
Con el tiempo, el negocio empezó a crecer y su esposo comenzó a darse cuenta del valor real de lo que ella estaba haciendo. En una de nuestras sesiones, María Elena mencionó que, a pesar de todo lo que habían pasado juntos, rara vez habían sido retratados como pareja.
Decidí proponerles una foto juntos, como reconocimiento a todo lo que habían logrado como equipo. En ese momento se miraron y me dieron las gracias de una manera que jamás olvidaré. Era como si, por fin, estuvieran viendo reflejado en una imagen lo lejos que habían llegado juntos. Esa fotografía capturó la historia de una transformación, de cómo una mujer con visión puede cambiar la percepción de lo que es posible.
La importancia de visibilizar para transformar
¿Por qué consideras importante visibilizar este tipo de iniciativas?
Visibilizar este tipo de iniciativas es fundamental porque ayuda a reconocer y valorar la labor de personas que han sido históricamente invisibilizadas. Estas mujeres rurales, que día a día sostienen a sus familias y comunidades con su esfuerzo, merecen ser vistas, escuchadas y celebradas. Al darles un espacio en la narrativa pública, no solo estamos honrando su trabajo, sino también cambiando las percepciones sociales sobre el rol de las mujeres en el desarrollo rural.
¿Qué mensaje final quieres compartir sobre la importancia de apoyar a las mujeres emprendedoras rurales?
Visibilizarlas es mucho más que mostrar su trabajo; es devolverles el lugar que siempre les ha pertenecido, pero que tantas veces les ha sido negado. Es una manera de decirles que sus historias importan, que sus luchas no han sido en vano, y que el mundo está dispuesto a escuchar y aprender de ellas.
Cada mujer rural que se levanta y decide emprender, lo hace con un coraje que muchas veces no se ve, pero que mueve montañas. Al apoyarlas, estamos cultivando esperanza, no solo para ellas, sino para las generaciones que vendrán. En un mundo donde tantas veces se les ha pedido que permanezcan en silencio, apoyar y visibilizar a estas mujeres es un acto de justicia, de amor y de fe en un mañana donde todos y todas podamos vivir con dignidad, respeto y oportunidades equitativas.
Ellas ya están cambiando el mundo desde sus comunidades; nuestro deber es asegurarnos de que el mundo vea y reconozca ese cambio.