Seguimos acariciando la tierra

Nos seguimos llenando de muchas imágenes en las visitas a los diferentes barrios, reunión de una Organización Territorial de Base para informar de los talleres de formación semestral en Alto Litoral y Monte Olivos.

Hemos visitado las actividades del proyecto de Piñami Chico, segunda sede de la comunidad de las Siervas en Kami. En este momento nos acogen durante estos días en la comunidad María Luisa y Amelia, ya que Aurora está en su tiempo de descanso en España.

El proyecto que animan es el de Dignificación de la vida de las mujeres desde la prevención de la violencia familiar. Nuestra llegada coincide con la exposición de final de trimestre de los talleres de gastronomía y repostería, educación alternativa para adultos y apoyo escolar de infantil y adolescentes. 

Todas las formadoras, voluntarios y muchos detalles estaban preparados para la ocasión. Cada participante de gastronomía y repostería comparten la elaboración y coste de su receta y las maestras de adultos, Sandra y Patricia, explican su trabajo y logros. Es un momento de gran empoderamiento en que comparten sus logros y sueños y su deseo de seguir aprendiendo. Nos admira la capacidad de comunicación de las mujeres en castellano, teniendo en cuenta que algunas de ellas y su familia han llegado del campo recientemente.

El grupo de comunidad parroquial integrado en el aprendizaje y talleres y las maestras con su alumnado nos deleitaron con bailes típicos y canciones. Hemos degustado sus ricos platos en un ambiente donde muchos niños y niñas de diferentes edades se mueven con libertad y se respira un ambiente familiar, percibiendo la entrega y el cariño de las maestras y las hermanas. Y también de las dos voluntarias de la parroquia de Alemania que realizan su voluntariado en estancias anuales, y de la comunidad de Hermanos del Evangelio que colaboran durante la semana. Se respira alegría. Y nos sentimos agradecidas por compartir un momento tan lleno de colores, música y sabores.

Hemos visitado a algunas de las familias que acompañan desde el proyecto, nos acogen en sus casas, pisar su misma tierra, en un ambiente en medio de más naturaleza donde algunas tienen gallinas, patos…nos ayuda a entender la necesidad de profesionales (psicóloga, trabajadora social, abogada, maestras, voluntarios, hermanas) del proyecto en un trabajo que previene la violencia familiar y proporciona medios para que las mujeres saquen adelante a su familia.

Compartir momentos del apoyo escolar y los juegos infantiles en la cancha nos habla de la necesidad de sentirse niñas, más allá de las obligaciones que a veces tienen en el cuidado de sus hermanos o salir a trabajar con sus padres. ¡Ojalá sigan sus juegos por mucho tiempo!

Otro gran momento ha sido compartir con los Amigos de San José, grupo formado en 1993, desde que llegaron las hermanas a Kami, por personas de la parroquia Cruz Gloriosa. Todos ellos están comprometidos en el proyecto Piñami chico y ellos mismos dicen con sus palabras “somos familia” y todos formamos parte del “proyecto”.

Hemos sentido la gratuidad, el compromiso y el cariño de todas las personas implicadas en el proyecto y nuestra mirada se llena de rostros y miradas que nos hablan de que juntos es posible el cambio y para muchos la esperanza ha entrado en sus vidas. 

Nos sentimos agradecidas por poder mirar y escuchar, compartir y sentir que nos necesitamos mutuamente. Especialmente agradecidas de haber compartido con María Luisa y Amelia estos días en su casa, la visita a la capilla de la Virgen de Urkupiña, el santuario del Calvario y el parque ecoturístico Pairumani situado en Vinto, por escuchar sus vivencias y sentir que la vida de las personas forma parte de las suyas. 

¡MUCHAS GRACIAS!

Ligia Villoria, voluntaria internacional

Julio 2024. Uspha Uspha, Cochabamba, Bolivia

 

1 comentario en “Seguimos acariciando la tierra”

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *