En el Día Mundial del Emprendimiento celebramos mucho más que la creación de negocios. Celebramos la fuerza colectiva de las mujeres que, a través de redes de apoyo, formación y empoderamiento, están transformando sus realidades y las de sus comunidades. En Taller de Solidaridad, junto a nuestras organizaciones socias en Nicaragua, Bolivia, Perú y Colombia, apostamos por un emprendimiento que no solo genera ingresos, sino que también rompe ciclos de violencia, impulsa la equidad de género y construye comunidades resilientes.
Perú: Mujeres que emprenden desde la dignidad y la sororidad
En Piura, donde casi la mitad de las mujeres no tienen ingresos propios, el emprendimiento es una vía para romper con la dependencia económica y la violencia de género. Más de 120 mujeres lideran negocios en alfarería, artesanía, pastelería y gastronomía, fortaleciendo sus capacidades personales y técnicas gracias a la financiación de la Generalitat Valenciana.
El proyecto trabaja también con 90 hombres familiares de las emprendedoras, promoviendo relaciones basadas en la equidad y la corresponsabilidad en el hogar. Juntas y juntos, construyen nuevas formas de convivencia donde el respeto y la dignidad son la base.
Además, estas mujeres no están solas. Son parte de redes de acompañamiento y soporte a víctimas de violencia, y participan activamente en procesos de incidencia ante las autoridades locales, mostrando que el emprendimiento también puede ser un acto político de transformación social.
“Mi mayor logro ha sido liberarme de la violencia y aprender a manejar mi negocio. También he fortalecido mi autoestima y mi capacidad de liderazgo.”
María del Rosario Silva Pasache.
Colombia: Medellín, jóvenes que crean oportunidades en barrios vulnerables
En los barrios populares de Medellín, donde el desempleo golpea con fuerza a mujeres y jóvenes, el proyecto Emprendamos ha abierto una puerta a la esperanza. Desde 2016, 93 personas han accedido a formación técnica, asesoramiento empresarial y microcréditos para hacer realidad sus ideas de negocio.
“El proyecto Emprendamos ha sido parte fundamental en la estructuración de lo que soy ahora Juliana como persona, mujer y emprendedora. Me ha acompañado en momentos importantes de cambios, crisis y logros en mi vida. Siempre con un salvavidas en forma de: una palabra, un momento, una acción, un curso, una asesoría, un consejo, una compañía y unas ideas”.
Juliana Hernández, emprendedora.Este proyecto, que cuenta con el apoyo del Ayuntamiento de San Vicente dels Horts, no solo combate la pobreza, sino que impulsa el derecho al trabajo digno y la participación en la vida social y económica de la ciudad. Un emprendimiento con rostro joven y femenino que transforma el entorno desde abajo.
Bolivia: Mujeres migrantes que tejen su futuro en Ushpa Ushpa
En las periferias de Cochabamba, donde se asientan mujeres migrantes campesinas, el emprendimiento es una respuesta a la exclusión. Sin acceso a educación, empleo formal ni servicios básicos, muchas de estas mujeres se enfrentan a múltiples barreras: violencia machista, pobreza extrema y discriminación por lengua y origen indígena.
El proyecto, que impulsamos junto a las Siervas de San José y gracias al apoyo de la Diputación de Coruña y a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), ha sido clave en la vida de más de 130 mujeres. Han aprendido a leer y escribir, han recibido formación en confección, hostelería y economía solidaria. Con pequeños microcréditos han comprado máquinas de coser o insumos para abrir sus propios negocios.
“Gano más que mi esposo y él está contento porque aporto a la familia. Recibí un crédito y ahora ya tengo 2 máquinas. Mi hijo mayor me ayuda a costurar, mi hijita me ayuda a hilvanar y así entre todos lo hacemos. En un futuro me gustaría tener un taller mejor, más grande, con más pedidos””.
Doña Vilma Olivera. Emprendedora textil.La formación técnica se combina con espacios de cuidado y acompañamiento, redes de apoyo emocional y legal, grupos de ahorro y la inclusión de los esposos en talleres de sensibilización. Un modelo integral que no solo empodera económicamente, sino que genera cambios duraderos en las relaciones familiares y comunitarias.
Nicaragua: Jóvenes que construyen de futuro en el Corredor Seco
En las comunidades rurales del Departamento de Madriz, afectadas por la sequía y el desempleo, el emprendimiento se convierte en una herramienta de cambio social. Desde 2018, más de 700 personas —en su mayoría mujeres jóvenes— han encontrado en este proyecto un camino hacia la autonomía económica y la resiliencia comunitaria, por el que siguen avanzando gracias al apoyo del Ayuntamiento de Madrid.
Aquí, el emprendimiento es agroecológico y cooperativo. A través de formaciones técnicas y en habilidades blandas, como liderazgo, comunicación y gestión empresarial, las personas que participan en esta iniciativa no solo adquieren herramientas para iniciar sus negocios, sino también para ejercer un rol activo en sus comunidades. Se promueven grupos de auto ahorro y cooperativas, generando un sistema financiero alternativo y solidario que fortalece el tejido local.
“Gracias a la entidad que nos impartió la formación, y al apoyo de mi esposo, pude presentar mi proyecto de negocio. Ahora soy promotora de los grupos de auto ahorro y préstamo en mi comunidad y estoy empezando con un emprendimiento de carpintería apícola que se llama “Las Obreras””.
Lisbeth de los Ángeles Matey Melgara. Apicultora nicaragüense
La implicación de los hombres en el proceso es clave para el éxito: se trabaja con ellos en nuevas masculinidades y corresponsabilidad, facilitando una convivencia basada en el respeto y el apoyo mutuo.
Los proyectos de emprendimiento que impulsa Taller de Solidaridad demuestran que el autoempleo es mucho más que una salida económica: es un camino de libertad. Desde la formación hasta la consolidación de los negocios, pasando por el fortalecimiento de redes comunitarias y el trabajo con hombres y familias, el emprendimiento se convierte en una herramienta de empoderamiento colectivo.
“El empoderamiento una vez que se inicia continúa con fuerza y tiene alta incidencia en los aspectos personales, familiares, sociales y en el negocio. Descubrir el potencial que hay en estas mujeres, poder ver hacia atrás y constatar un aquí y ahora donde: cabe la capacidad de tomar decisiones para que sus negocios crezcan, se gestionan para apoyarse en las instituciones, se frena la violencia intrafamiliar. […] Pero sobre todo es fundamental ese saberse poderosas para construir su presente y sentar las bases para el futuro que soñamos.”
Ana Beatriz Ramírez, coordinadora Emprendamos.
Porque cuando una mujer emprende con apoyo, toda la comunidad avanza. Y cuando el emprendimiento se construye desde el respeto, la equidad y la sostenibilidad, se siembra futuro para todas y todos.
En Piura, donde casi la mitad de las mujeres no tienen ingresos propios, el emprendimiento es una vía para romper con la dependencia económica y la violencia de género. Más de 120 mujeres lideran negocios en alfarería, artesanía, pastelería y gastronomía, fortaleciendo sus capacidades personales y técnicas gracias a la financiación de la Generalitat Valenciana.
“El proyecto Emprendamos ha sido parte fundamental en la estructuración de lo que soy ahora Juliana como persona, mujer y emprendedora. Me ha acompañado en momentos importantes de cambios, crisis y logros en mi vida. Siempre con un salvavidas en forma de: una palabra, un momento, una acción, un curso, una asesoría, un consejo, una compañía y unas ideas”.
El proyecto, que impulsamos junto a las Siervas de San José y gracias al apoyo de la Diputación de Coruña y a la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC), ha sido clave en la vida de más de 130 mujeres. Han aprendido a leer y escribir, han recibido formación en confección, hostelería y economía solidaria. Con pequeños microcréditos han comprado máquinas de coser o insumos para abrir sus propios negocios.
En las comunidades rurales del Departamento de Madriz, afectadas por la sequía y el desempleo, el emprendimiento se convierte en una herramienta de cambio social. Desde 2018, más de 700 personas —en su mayoría mujeres jóvenes— han encontrado en este proyecto un camino hacia la autonomía económica y la resiliencia comunitaria, por el que siguen avanzando gracias al apoyo del Ayuntamiento de Madrid.
“El empoderamiento una vez que se inicia continúa con fuerza y tiene alta incidencia en los aspectos personales, familiares, sociales y en el negocio. Descubrir el potencial que hay en estas mujeres, poder ver hacia atrás y constatar un aquí y ahora donde: cabe la capacidad de tomar decisiones para que sus negocios crezcan, se gestionan para apoyarse en las instituciones, se frena la violencia intrafamiliar. […] Pero sobre todo es fundamental ese saberse poderosas para construir su presente y sentar las bases para el futuro que soñamos.”