Soy la menor de ocho hermanos y madre de dos hijas, mi verdadera fuente de felicidad, con las que siento que formo un equipo. A ellas siempre les digo: “confiad en mí, estoy aquí para apoyaros y ante cualquier adversidad, siempre encontraremos una solución”. Ojalá me hubiera aplicado esto a mí misma cuando era joven e intentaba cumplir mis sueños de seguir estudiando. Entonces, un cúmulo de adversidades y las proposiciones indecentes del director del colegio me llevaron a renunciar a mis deseos de continuar formándome. En aquel momento no me atreví a pedir ayuda, y es una espina que tengo clavada y que me lastima cada vez que lo recuerdo. Pero he sido capaz de seguir adelante, salir de un matrimonio de infidelidades y malos tratos y volver a estudiar. Me he formado en apicultura: produzco miel, polen y propóleo, y, además, mi emprendimiento contribuye a la economía circular y a cuidar del medioambiente. Pero, sobre todo, estoy disfrutando de mis pequeñas, a las que educo para que sean autosuficientes y puedan valerse por sí mismas. Para ellas quiero lo mejor, por eso me gustaría aprender a cocinar y abrir un restaurante, o criar cuyes y venderlos cocinados.